El camarón es bajo en grasas saturadas y contiene grandes cantidades de ácidos grasos omega-3, que elevan los niveles de HDL o colesterol “bueno”, permitiendo que los ácidos grasos omega-3 reduzcan el riesgo de enfermedades del corazón y cáncer.

Los camarones también son una buena fuente de selenio, iodina, hierro, zinc, cobre y proteína. Y sus beneficios para la salud son enormes.

Como siempre la ingesta de camarón como de muchos alimentos debe ser moderada.

Aquí les dejo una receta para esas veces que se nos antoja muchísimo salirnos de la estricta dieta de cero harinas… finalmente una vez al año, ¡no hace daño!

Ingredientes para 6 porciones

ingredientes

Preparación

  • En un recipiente mezcla el puré de tamarindo con el chile de árbol y la miel – reserva.
  • Empaniza los camarones previamente salpimentados y los pasas primero por la harina integral, después por el huevo y por último pon el coco rallado.
  • Con el aceite en el sartén bien caliente, a una temperatura de 180°C los fríes procurando que no se te doren de más.
  • Con unas pinzas los sacas y los vas colocando en una coladera para escurrir el exceso de aceite, o también los colocas sobre una servilleta gruesa de papel para que lo absorban.
  • Antes de servir, agrégale el puré o salsa de tamarindo. Puedes acompañarlos con una deliciosa ensalada de espinacas.

Tips para saber la temperatura del aceite 

Introduces un pedacito de pan y…

  • Si se queda en el fondo: Si el pedacito de pan se queda en el fondo y no sube, la temperatura del aceite se encuentra alrededor de los 150º C. Temperatura baja para freír.
  • Si sube despacio: Si el pan sube a la superficie lentamente, se encuentra cerca de los 165º C y es ideal para freír verduras.
  • Si sube rápidamente: Si el pan sube con rapidez a la superficie, el aceite tiene una temperatura de 175º C y es una temperatura correcta para freír todo tipo de alimentos.
  • Si se tuesta: Si el trocito de pan se tuesta rápidamente y no llega a sumergirse, es que el aceite esta a una temperatura superior a los 185º C, una temperatura no apta para cocinar ya que quemará el exterior y el alimento quedará crudo por dentro.
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