Harold estaba fuertemente cautivado por la mujer que tenía enfrente. La Fiscal, es de rostro pálido y de labios intensamente rojos y es de aproximadamente cincuenta años. Harold siente hacia ella una suerte de muy fuerte atracción, no solamente por su belleza sino también por lo imponente de su presencia. Imperturbable –la Fiscal- no cesaba de fumar, elegantemente como es propio de una distinguida dama…
Entonces se dirige a Harold y le hace una señal con las manos: -Acércate… más cerca… aún más cerca… hasta que Harold como hipnotizado se aproxima y cae bajo su dominio, él, alelado, no sabe sino preguntar: –
¿Dónde están mi esposa y mi hijo?, a lo que la Fiscal responde: -Eso ahora no es lo importante, solo quiero plantearte una propuesta. Hace un preámbulo antes de formularla. -Si yo te explicara el mundo de mis irrealidades, porque -te advierto- todo lo que estás viendo no es real; aunque tampoco es una mentira o fantasía, ¿serías tú capaz de ayudar a “Ninguna Parte” en el problema grave que padecemos? Harold respondió: -Yo estoy dispuesto a ayudarlos en lo que me pidan, pero con una condición: que a mi esposa y a mi hijo no le suceda absolutamente nada. Harold impaciente repregunta… pero explíqueme, por fin de qué se trata todo esto…
La Fiscal cuidando sus palabras le cuenta una confidencia: – Hasta ahora nadie sabe cómo apareció esta ciudad, aquí no hay ni muerte ni tampoco vida, solamente estamos las irrealidades que los escritores del mundo entero de todos los tiempos han ideado. Nuestra identidad es completamente secreta y solo la conoce cada quien, aunque pudiéramos haber sido personajes históricos, pero siempre atrapados en el papel… aún no sabemos por qué estamos aquí, se interroga a sí misma la enigmática


dama, y continúa con su plática esta vez bajando la voz, se nos ha presentado un terrible problema: una irrealidad “indispuesta o maléfica” ha cruzado el umbral y ahora nos quiere destruir desde allá, en el lugar desde donde tú vienes. Tú eres el que ha sido elegido para ayudarnos, te necesitamos porque muchas irrealidades se encuentran enfermas y otras están desapareciendo; y eso nos amenaza a todos los de “Ninguna Parte”. Harold oye atentamente. La maléfica irrealidad se está haciendo pasar por un dramaturgo y psiquiatra; y está escribiendo obras de teatro una tras otra y haciendo terapia a gente incauta de donde extrae los argumentos para sus historias.
Eso sí tú quieres –señala la dama- solo si tú quieres ayudarnos, por ejemplo, aquí tienes todos los personajes del mundo de la literatura en esta fiesta… si te apetece… sal y disfruta de mi banquete y de mis invitados… a esta altura de la conversación surgió en Harold un montón de preguntas que las redujo a tres: ¿Cómo es que usted tiene tanto poder?, ¿quién se lo otorgó?; ¿cuál mente humana la concibió? Eso… mi querido… -dice la dama viendo
hacia el horizonte- permanecerá siempre en el misterio, lo único que ahora te pudiera decir es que “yo fui la primera irrealidad que apareció en esta ciudad”, hace mucho, pero mucho tiempo y estaba muy sola… y yo he sido quien en mi calidad de Fiscal he ido poniéndoles las reglas de juego a todos los pobladores de “Ninguna Parte” para hacerlos más felices, la Fiscal acompañaba sus palabras con una seña de entre comillas que hacía con sus dedos…
ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…
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