Anoche con motivo de este cierre de año pensaba y escribía sobre el diseño de mi próximo ciclo 2016, y dado que el área sentimental ha sido una laguna los últimos tiempos, decidí echarme un “clavadito” para ver sí había un monstruo del lago Ness que había estado impidiendo una manera de relacionarme o incluso de acercarme a tan divertida especie. Debido a que algo no me estaba funcionando, era tiempo de abrirlo para modificarlo, ya es hora de abrir mi corazón pensaba con entusiasmo!

De tal manera que hice una lista (que salió de 5 cuartillas) acerca de mis pensamientos, creencias e ideas sobre la adorable especie masculina, para descubrir qué era lo que me estaba deteniendo y que ya era tiempo de analizar.

Y en el tercer pensamiento de: los hombres son… ¡Ya me disponía a prender mi antorcha para salir a quemar al primer vecino que se me atravesara y hacerlo pagar por todas las cuentas que su cruel especie tenía pendiente conmigo! Sin embargo, respiré un par de segundos y en lugar de eso, mejor decidí ponerme a cuestionar absolutamente todos y cada uno de los pensamientos que había estado cargando por algún par de años y que hasta ahorita me atrevía a explorar.

Y es que yo no sabía que yo no soy mis pensamientos, que mis pensamientos son un vehículo y que yo lo conduzco hacia donde yo quiero. Cuando empecé a sacarlos me di cuenta de que este vehículo lo había conducido hacia un peñasco y me había quedado colgada ahí durante un muy buen tiempo.

El ejercicio, que además aplica para cualquier área de la vida, consiste en agarrar papel y lápiz y escribir todas las oraciones que uno venga cargando como por ejemplo:

 

“Los hombres son mentirosos

Me da miedo acercarme a un hombre

Estoy mejor sola

Me van a abandonar”

Basándome en la metodología de Byron Katie en primer lugar me preguntaba: ¿es cierto que los hombres son mentirosos? La respuesta debe ser sí o no, y si era sí, me volvía a preguntar: ¿es cierto que absolutamente TODOS los hombres del planeta son mentirosos? Después volteaba cada uno de las oraciones hacia mí o hacia mis pensamientos: ¿yo he sido mentirosa? o ¿en qué áreas de mi vida me he mentido? ¿He faltado en honestidad a mí misma? Y checaba cuál de éstas o todas estaban siendo una verdad en mi vida para después pasar a mis pensamientos ¿han sido mentirosos, en que parte no han sido honestos?

Y esta metodología la aplique para las 100 creencias que me salieron, por ejemplo:

  1. Me da miedo acercarme a un hombre, ¿es ésto cierto? ¿Es verdaderamente cierto? ¿A mis pensamientos les da miedo acercarse a un hombre? ¿Por qué? ¿En qué se sienten amenazados?
  2. Estoy mejor sola, ¿es esto cierto? ¿Es absolutamente cierto? ¿Mis pensamientos están mejor solos? ¿Por qué? ¿Para que nadie los cuestione? ¿Para que nadie los vulnere?
  3. Los hombres me abandonan, ¿es esto cierto? ¿Es completamente cierto? ¿Yo me he abandonado? ¿En qué áreas de mi vida me he abandonado? ¿Mis pensamientos me abandonan? ¿En qué sentido mis pensamientos me han dejado sola?

Llegó un punto en el que literalmente sentí que mis pensamientos eran algo tan ajeno a mí pero que yo les había dado tanta vida, ¡pensando que eran la verdad absoluta! Y lo peor de todo, es que no me habían llevado a ningún lugar funcional y ya era tiempo de verlos a la cara para decirles que ellos me habían estado mintiendo a mí, que ellos me alejaban de la diversión, que ellos me habían hecho sentir abandonada, y ¡no ningún hombre!

Me impresionó haber puesto sobre papel la conversación mental que cargaba acerca de este tema y la forma en la que me había mantenido alejada de interactuar con algo tan natural y divertido. Me preguntaba: ¿en qué momento me llené de tanta basura mental? ¿Por qué nunca me había cuestionado a fondo estas creencias?

Es momento de hacer un cierre y empezar un nuevo ciclo desde el fondo, con nuevas creencias, con pensamientos “limpios” y funcionales en cualquier área de nuestra vida, que nos lleven a un lugar de paz y realización. Te invito a que tomes el timón de tus pensamientos y con conciencia llegues a tu destino, no al que tu mente te ha conducido hasta ahorita, haciendo el Trabajo (The work de Byron Katie). Estoy segura encontrarás una herramienta de claridad y consciencia hacia una vida mucho más plena y feliz.

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