O TE PREGUNTAS, PERDONAR … ¿PARA QUÉ?

La palabra perdonar proviene de los vocablos latinos per – donare (dar, regalar). Así que al perdonar y pedir perdón estamos dando y recibiendo un regalo extraordinario que hará nuestra vida más ligera en todos los sentidos. La acción de perdonar se utiliza en muchas concepciones religiosas y espirituales a las que se recurre cuando se ha cometido una falta, y que nos aconsejan entre otras cosas:

1. Perdonar a los demás

2. Pedir perdón por las ofensas a los demás

3. Solicitar el perdón divino de los pecados

4. No sentir rencor por los castigos o designios divinos, eventualmente crueles e incomprensibles para los humanos.

Sin embargo, en nuestra vida diaria, muchísimas veces te confrontarás con situaciones y personas que te pueden herir y lastimar y cuando decides perdonar una ofensa, un agravio, estás escogiendo cambiar un pensamiento, una creencia y una emoción con respecto a las personas y situaciones que te hirieron.

El perdonar, como el no hacerlo, es una elección que cada quien es libre de tomar. Así que cuando encuentres imposible el pensar en perdonar a otro, recuerda que permaneces energéticamente conectado a esa persona, por lo tanto al no perdonar estás permitiendo que el dolor, el abuso y el trauma permanezcan entre tú y esa persona como una forma de ligadura que no puedes romper.

¿Te has puesto a pensar que la mayoría de las veces la persona a la que tienes que perdonar es a ti mismo, por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas que debían ser?

Así que piensa: ¿Con qué o con quién tienes resentimiento?

Hemos aprendido un modelo de perdón y reconciliación que deja mucho que desear: cuando alguien te ha dañado, ya sea con sus palabras o con sus acciones, pocas veces se hace una aclaración y tampoco hablas en forma abierta sobre lo que sucedió, sobre lo que te hizo sentir ofendido; así que el enojo, la herida ahí queda, y te causa sufrimiento. Muchas veces cuando peleas con alguien, ambas partes, prefieren optar por un tiempo de silencio, ya sean unas horas que se convierten en días, semanas, años, o muchas veces es para siempre.

Y cuando hay la posibilidad de una reconciliación, difícilmente se habla sobre la herida y menos aún se pide perdón. ¿Y qué es lo que sucede con todo el dolor del que no se habla? Si bien es cierto que la mayoría quiere perdonar, no saben como pedir perdón y menos aún como perdonarse a si mismos ya que para algunos es la tarea más difícil, bloqueando así la capacidad de perdonar a los demás.

La existencia de tanta amargura y resentimiento en nuestros hogares y dentro de nuestros propios corazones hace que digamos y hagamos cosas llenas de odio, que lo único que hacen es hacer más ancho el camino del resentimiento y más difícil la opción de perdonar.

¿CÓMO SABES QUE TE ES DIFÍCIL PERDONAR?

1.- Cuando hay una herida y tienes que decidir qué hacer y te cuesta trabajo.

2.- Si ignoras a la persona que te hirió y aún así la decisión te genera dolor.

3.- Cuando tu capacidad de disfrutar la vida se ve disminuida por tu negativa hacia una reconciliación con las personas que te hirieron.

PASOS PARA QUE TE SEA FÁCIL PERDONAR Y OBTENER EL PERDÓN

1.- Puedes dejar ir el dolor para no llevarlo en tu corazón, pensando que definitivamente el perdón no es un acto de sentimientos, es un acto de voluntad.

2.- Toma la determinación de perdonar y conviértelo en un pensamiento que debe repetirse en tu mente una y otra vez para que tome lugar verdaderamente en tu ser.

3.- Perdona y reconcíliate con las heridas de la vida.

4.- No permitas que la decisión de NO perdonar disminuya tu relación con el Creador, con los demás y contigo mismo.

5.- Toma en cuenta que un corazón con rencores, evita la posibilidad de que recibas el amor de la existencia y todo lo que está destinado para ti.

6.- Si tienes un corazón amargo no es un corazón feliz, la amargura es destructiva para tu vida en el campo espiritual, mental, emocional y físico.

7.- El verdadero amor por ti mismo, debería de ser razón suficiente para motivarte hacia el perdón y reconciliación con las heridas que de alguna forma te ha impuesto la vida.

8.- Acepta con humildad tu impotencia para perdonar heridas, acepta también que si tienes la fuerza de voluntad para cambiar tu pensamiento, puedes perdonar y pedir perdón y fluir con la vida.

Aquellas personas que se dedican a sanar, saben por experiencia que el rencor bloquea el proceso de sanación, analiza que al guardar resentimientos estás permitiendo que se bloquee el flujo de amor y comunicación que hay en ti hacia los demás.

EL VALOR DEL PERDÓN

1.- El perdón es una expresión de amor.

2.- El perdón te libera de ataduras que te amargan el alma y enferman tu cuerpo.

3.- Perdonar no significa que estés de acuerdo con lo que pasó ni que lo apruebes.

4.- Perdonar no significa que dejes de darle importancia a lo que sucedió ni darle la razón a alguien que te lastimó.

5.- Perdonar significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que te causaron dolor o enojo.

6.- El perdón se basa en la empatía de lo que pasó.

7.- La falta de perdón te ata a las personas.

8.- La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

9.- El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.

La venganza o la decisión deliberada de no perdonar es el modo en el que habitualmente se comporta el mundo. Sin embargo, tú puedes lograr la diferencia, puedes orar de la manera que sea, y pide recibir la gracia de perdonar. Si haces todo lo que puedes para lograrlo, estás dejando ir las heridas que te han infringido, el secreto es que destierres el dolor en lugar de permitirle que te domine y comande tu vida.

Seguramente sabes que el Universo se rige por la energía, por lo tanto el perdón también es un proceso de transformación de energía.

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