En las entrevistas de trabajo es poco el tiempo que tenemos para intercambiar con el entrevistador y poder transmitir la información de manera eficiente. Cuando hacemos cualquier contacto con una persona, hacemos un intercambio de energía. La energía es información y no necesariamente se transmite a través de las palabras, también se transmite a través de la mirada, el tono de la voz, la expresión del cuerpo, etc.

¿Cómo podemos saber cómo sucede esto? Podemos notarlo cuando por ejemplo recibimos un email. En el momento en que lo empezamos a leer podemos darnos cuanta de cómo está la persona, podemos percibir su estado de ánimo o su actitud frente a un tema que se este tratando en el trabajo. No necesariamente tiene que tener una palabra agresiva para darnos cuenta si la persona está dispuesta o no hacia un tema. Otro ejemplo de esto es en las ocasiones en que tenemos que ir a visitar a una persona a un hospital, o inclusive si debemos ir a los lugares de velación o de servicios funerarios y una vez salimos de estos lugares, nos sentimos como si hubiésemos corrido una maratón, siendo que estuvimos un par de horas sentados en una silla. Pues esa es la razón. Es que la energía es todo lo que existe: una silla es energía, el aire es energía y sobre todo, uno de los tipos de energías más poderosas es la energía del pensamiento, que es la que se deriva de nuestra intención.

La intención es pura energía. Es aquella que esta íntimamente ligada al pensamiento y por supuesto la energía sigue la intención – pensamiento. Todo lo que el pensamiento proyecta se empieza a sincronizar con todos los eventos que suceden en el día. ¿Les ha sucedido que el día que se levantan de mal humor todo lo que pasa empieza a verse como en caos? Es porque los pensamientos crean y sincronizan todo aquello que sucede.

Ahora vamos a definir la intención. Ésta es encaminar la voluntad hacia un fin. ¿Cuál debe ser ese fin? Pues es allí donde debemos ser cuidadosos. La intención debe estar en un bienestar. A veces cuando queremos un trabajo no sabemos exactamente la empresa o el sector, pero siempre sabemos cómo nos queremos sentir; ahí es donde la intención debe ir. Queremos sentirnos abundantes, en equilibrio, o un trabajo en donde tenga manejo del tie1mpo, etc. Lo primero que hay que definir es esto, y después direccionaremos las acciones y proyectaremos el pensamiento sobre esto una vez definido.

Esta intención que ya hemos definido la vamos a proyectar desde el inicio de un proceso de entrevista así:

  • Desde el momento en que estamos haciendo la hoja de vida, debemos proyectar esta intención como ya vimos con el sentido de bienestar que queremos.
  • Ten siempre presente que lo que vas a hacer es un intercambio de información. Las partes están en igualdad de condiciones. El entrevistador está muy interesado en oír todo lo que se le va a decir y esta interesado en contratar el conocimiento y la experiencia de la persona a la que entrevista.
  • Antes de entrar, respira varias veces para centrar la energía y visualiza que estás dentro de un huevo de luz blanca. Cuando ingreses, siempre mira fijamente a los ojos. Mentalmente puedes decir: desde mi esencia me sincronizo con la esencia de la persona que me va a entrevistar (si conoces el nombre lo dices) y me sincronizo con la misión de la empresa para desarrollar mi misión.
  • Durante la entrevista mira a la otra persona no solamente a los ojos, sino entre los ojos también, o sea directo al tercer ojo. Esto hace que la información entre las fácil al campo energético de la otra persona.
  • Si la persona a la que le estás hablando tiene los brazos cruzados, asegurase de entregarle un lápiz o algún objeto que haga que la persona los suelte. Los brazos cruzados cierran o bloquean la información.
  • Cuando estés hablando, conéctate con esa sensación de bienestar que fijaste sobre el cómo te quieres sentir en esa experiencia laboral.
  • En lo que tiene que ver con los colores, estos tienen una frecuencia de onda muy potente. Evita para la entrevista los colores rojos o verdes muy fuertes; los amarillos tampoco son muy recomendables. Estos mueven el cuerpo emocional y puede agitar al entrevistador. Se recomienda usar blanco o azules, beige o la gama de cremas; estos colores generan tranquilidad.
  • Mantén la espalda siempre recta. Esta postura, además de que refuerza nuestra energía, la proyecta sobre el espacio en el que estamos. Algo muy simple pero muy poderoso, y que se pasa por alto, es sonreír. No sólo porque genera empatía, sino porque el sólo hecho de hacerlo eleva nuestra vibración y cuando esto sucede, se sitúa por encima de las vibraciones que son sutiles. Esta condición permite que se pueda generar una interacción energética mas fluida.
  • El punto más importante es hablar desde el corazón. Cuando hablamos desde éste, podemos estar seguros de que lo que viene a continuación es el bienestar, sea en ese trabajo o en otro. Cuando hablamos con el corazón podemos mostrar con facilidad nuestra esencia y esto es más valorado que cualquier otra cosa, porque nos permite mostrar con transparencia lo que somos.

 

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