“La mente es el campo de batalla donde

se libran todas las guerras y el corazón

es donde se ganan”.

 

 

Enric Corbera: El ego, la culpabilidad y el miedo.

https://www.youtube.com/watch?v=sQY-H4JLHRY

 

 

¿Cómo te relacionas con los demás? ¿Buscas en el otro algún rasgo que identificas como debilidad para alimentar una falsa noción tuya de superioridad? Dentro del sistema de pensamiento del ego todas las relaciones se establecen a partir de la necesidad. Buscas sentirte necesario y creas relaciones de dependencia, en las que manipulas y te prestas para ser manipulado, por miedo al abandono, a la soledad. Este tipo de relaciones no son auténticas, no utilices a los demás para intentar tapar tus vacíos, ni te prestes para que los demás hagan lo mismo contigo, los vínculos que se construyen son de dependencia, no de amor. ¿Cuántas de nuestras relaciones de cualquier índole, han sido un engaño compartido? Si no eres honesto contigo mismo, ¿cómo pretendes ser honesto con los demás?, ten la valentía para escuchar tus verdaderas razones, tus motivaciones profundas. Para ser honesto hay que ser valiente. El que se atreve a bucear en su oscuridad es capaz de cruzar a la otra orilla y salir a la luz.

Responsabilízate por ti mismo, para recuperar tu coherencia e integridad tienes que cambiar la noción de culpa por la de responsabilidad. Todos tenemos en el Inconsciente culpa y miedo, sin embargo, podemos expresarlo de formas diferentes, básicamente hay dos:

 

1) EL CULPÓGENO: Aquí encontramos a los que niegan la noción de culpa que tienen en el Inconsciente y por eso la proyectan con tanta fuerza sobre los demás. Esta clase de personas se basan en la premisa: “Yo soy mejor que los demás”, “Yo soy el bueno y ustedes son los malos”, y estas excusas no sólo les alcanzan para justificar sus conductas reprochables, sino que también se sienten con el derecho de agredir y abusar de todo el mundo.

Utilizan cualquier estrategia para hacer sentir culpables a los demás y así liberarse de la propia. Como no soportan la carga descomunal que tienen en el Inconsciente, se aferran con desesperación a la idea de que son mejores que los demás y moralmente superiores, pueden caer en actos de violencia atroces con tal de extirpar “el mal” que hay en el mundo y que por cierto, ven en todas partes. En este grupo podemos incluir a los fanáticos religiosos y a cualquiera que ataque a su prójimo con la intención de querer tapar su propia podredumbre. Los mojigatos que se la pasan censurando el comportamiento de los demás y se retuercen imaginando morbosidades. Y toda clase de hipócritas.

Los que siempre quieren tener la razón aunque sólo digan barbaridades, llevan la contraria por vicio y jamás aceptan estar equivocados, por eso nunca aprenden, ven rivales en todo aquel que se cruza en su camino y odian a todo el mundo, aunque en realidad, se consumen en la envidia. Cuando estos personajes tienen un asomo de consciencia, se sienten culpables y para zafarse del remordimiento acusan a los demás de manipuladores.

2) EL SALVADOR DEL MUNDO: Aquí encontramos a quien tiene una gran capacidad para generar empatía con todo aquel que sufre cualquier forma de injusticia o carencia, y no conforme con esto, se siente responsable, quisiera resolver los problemas de los demás y como no puede, se llena de frustración e impotencia. Cuando piensa en sí mismo y en sus propias necesidades, cree que es egoísta, así que se esfuerza en dar y dar hasta secarse, con tal de ahuyentar ese pensamiento que es el que predomina en su diálogo interior. Se basan en la premisa: “Yo soy mejor que los demás, por eso no necesito nada”, “Los demás están primero que yo”. Buscan relaciones que satisfagan su necesidad de sentirse necesarios, por eso caen fácilmente en relaciones de dependencia y abuso, vician las relaciones porque quieren asumir las responsabilidades de los demás y así éstos quedan relegados al papel de parásitos o víctimas que hay que salvar.

Detrás de esta conducta se esconde su gran necesidad de sentirse amado y su búsqueda de aceptación y reconocimiento. Siente miedo a la soledad, al abandono, en el fondo cree que no merece ser amado y por eso crea relaciones de dependencia. En este grupo encontramos a los les encantan las obras sociales, los misioneros, los que se las quieren dar de mártires, los superhéroes. Sin embargo, tampoco vamos a llegar al colmo de enjuiciar como falso a todo aquel que actúa de esta manera. El acto de dar si es genuino, es una expresión de amor que no busca compensaciones, lo esencial es obrar desde los impulsos auténticos de nuestro corazón. Si eres coherente con tu SENTIR nunca puedes estar decepcionado con los resultados.

Uno de los disfraces preferidos del ego y también, uno de los más peligrosos, es el victimismo. Una persona en plan de víctima se siente con derecho a cometer cualquier bajeza, una víctima es un tirano agazapado, lleno de agresividad, que busca satisfacer sus necesidades siempre a costillas de los demás.

El personaje de víctima y el de salvador congenian con mucha facilidad, sobra explicar por qué.

El ego habita en tus dobles intenciones. El corazón es puro por eso no sabe mentir, en el mundo que hemos creado, la pureza y la inocencia produce risa, porque nos volvimos cínicos y nos acostumbramos a verlo todo con malicia. Eso también es ego.

Fue el ego el que construyó todo el dolor y el sufrimiento que hay en el mundo. Ninguno se salva, todos estamos contaminados con ego, pero también podemos trascenderlo tomando consciencia de nuestro SER REAL.

EL AMOR NO ES UN SENTIMIENTO, ES EL ESTADO GENUINO DEL SER.

 

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