Reiteradamente escribo sobre la Comunicación Social y sus aplicaciones en la vida diaria, la vida de los negocios, la vida universitaria, la vida familiar.

La Comunicación Social es de las carreras que más alumnos congregan las Universidades de Latinoamérica y Europa.

Sorprende  su  infraestructura, con muchos salones todos ellos dotados con los más sofisticados equipos tecnológicos, computadores, videos, cafeterías, bibliotecas, salas de recreación, emisora de radio, imprenta. Chicas de todos los colores y sabores modelando el campus, flacas, rubias, morenas enfundadas en botas de cuero y látex, muchachos tipo Justin Biever o J Balbín, con pantalones en las corvas no en la cintura.

De cada  30 estudiantes 2 querían escribir, 3 dedicarse a TV y 2 a la prensa escrita, nadie a radio. Gano´ la Comunicación Organizacional y la responsabilidad social empresarial, esa que ellos quieren ejercer en una multinacional. Ninguno hará nada de periodismo, están allí porque no pasaron en otra carrera. Yo me pregunto: quien escribirá un reportaje, quien contara la guerra de 52 años que Colombia sufrió, quien denunciara la corrupción?, quien hará crónicas sobre muchos acontecimientos mundiales . Se requieren comunicadores, periodistas, publicistas de verdad comprometidos, convencidos, con vocación y mística.

Es desolador el panorama, la decidía campea en los campos de las facultades de comunicación, nadie lee un libro, menos saben del Brexit, ni de Siria ni de Irac y es que no les interesa.

En el campo de la publicidad, ahí sí, pérdidas totales. Para ellos la publicidad es la presentación de secciones de farándula en la TV, el jet set, las promociones, los eventos sociales,  no se encuentra la mística por la carrera tan vital en la economía de los países, la investigación, la redacción, medios, promoción y demás aspectos de la publicidad, se ve poco en muchos estudiantes. Los clientes, que siempre han llevado de la mano a las agencias en sus necesidades creativas,  de publicidad y mercadeo,  seguirán exigiendo profesionales comprometidos con ellos y con el consumidor, las facultades de comunicación, con más de US$ 3.000, por semestre, deben estar preocupadas y endureciendo las admisiones para evitar el colapso profesional  en estas disciplinas. Las agencias, las industrias, las compañías de servicios etc. demandan cada vez menos comunicadores, aumentan los estudiantes y disminuye el empleo. Más de 5 mil estudiantes de comunicación está cursando en más de 40 universidades en Colombia. En España en 40 universidades cursan comunicación cerca de 21 mil estudiantes y 20 mil para medios audiovisuales,  con la misma problemática.

Las profesiones de periodismo, publicidad, mercadeo, están ligadas  a las redes sociales y a internet, requieren de especialización, de creación de multimedia, y de racionalizar su decisión de estudiarlas. Es hora de detenerse en esta problemática, que de paso no es muy diferente en otras disciplinas como el derecho, la ingeniería o la administración de empresas.

Pero lo más preocupante es que estas generaciones se están educando en la INCOMUNICACION.

Desde los 5 años tienen juegos electrónicos en la tele o el computador. Ya a los 16 no sueltan el móvil donde viven todo su tiempo conectados en WhatsApp con su mundo.

Esas generaciones no saben hablar, no pueden sostener conversación alguna, solo saben teclear los textos. Una niña cercana a mi le decía a su amiga por chat ¨marica no puedo salir ahora´´, en  la tarde las vi juntas y le pedí que le dijera lo que había escrito por el chat y… no fue capaz. Le dio pena, no sabe relacionarse en persona.

Se acabaron las charlas en familia, las reuniones personales en la oficina y con los amigos, todo es chat. Gracioso ver como en una reunión de oficina en una sala de juntas, se comunican por chat, criticando o secreteando por este medio.

En la mesa de la casa, en el restaurante solo se ven parejas en el chat, se acabó la sobremesa, todo es chat. Ya no hay disculpas por demoras o errores, solo un chat: ´´no voy bye, es suficiente.

El resultado no es más decepcionante: No se pueden comunicar, eso se perdió. Lo más grave es que se acabó la emoción , esa emoción que reflejábamos cuando algo nos sucedía y la comunicábamos en un grito , con felicidad, con tristeza, no, eso lo reemplazaron los emoticones del chat: carita feliz, mico, carita con lengua, sonrojada, llorando, riendo, diablos, en fin millones de expresiones graficas que reemplazaron las emociones.

Aparece entonces  el alto consumo de alcohol y de sustancias alucinógenas, única forma de adquirir seguridad para poderse comunicar de frente con la gente.

Los hindúes dicen frente al flash de una cámara: ese resplandor se roba el alma.

 Las redes en cierta forma nos robaron el alma y la voluntad.

 

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