Un mes después de haber tomado posesión como el Presidente número 45 de Estados Unidos, Donald Trump tenía sólo 40% de aprobación por su gestión,  el nivel de aprobación más bajo en comparación con sus últimos cinco predecesores: Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton,  George H W. Bush y Ronald Reagan,  según la encuesta de seguimiento diario de Gallup publicada en el periódico Reforma el pasado 18 de febrero.

Trump VS Trump

Trump VS Trump

Esto debe haberlo lastimarlo mucho. Si, pobre Trump. Póngase usted en sus zapatos, estimado lector. Un hombre al que 35 prestigiados psicólogos y psicoanalistas estadounidenses diagnosticaron en una carta al New York Times el 13 de febrero (www.sinembargo.mx), con un trastorno narcisista de la personalidad,   tiene sentimientos excesivos de egocentrismo y reacciona a la crítica con sentimientos de rabia y humillación. Entonces, el primer mandatario de nuestro vecino del norte debe estar muy, muy, enojado y muy dolido. Seguramente dirá que tanto su diagnóstico como la encuesta no son más que fake news (noticias falsas), como es su costumbre cuando un hecho o una noticia sobre él o su desempeño no le favorecen. Recordemos su terca negación –un mecanismo de defensa frecuente en personas con este desorden mental – ante las fotos que mostraban un mayor número de audiencia en la toma de posesión de Obama que en la suya; su obstinada insistencia en que no había llovido ese día, sino que brillaba el sol; su afirmación de que le ganó en la contienda electoral a Hillary Clinton con un mayor número de votos ciudadanos- sólo que entre tres y cinco millones de inmigrantes “ilegales” votaron – dijo -.

El magnate convertido en presidente, hijo de inmigrantes, padre alemán y madre escocesa, – ¡qué paradoja!  – hizo su vida y su fortuna en el mundo de los negocios y en el del espectáculo, donde logró la mayor visibilidad con el reality show El aprendiz, en la cadena NBC que llegó a tener hasta una audiencia de hasta 20 millones en su primera temporada. Ahí, en su mundo, era popular y exitoso, con una fortuna que asciende a $4,500 millones de dólares según la revista Forbes, aunque él dice que es de $10,000 millones, como corresponde a los narcisistas, que tienden a exagerar sus logros y sus talentos.

Trump VS Trump

Trump VS Trump

Pero no era suficiente para Trump. Así que, irrumpió de lleno en la política y es, hoy por hoy, el Presidente de Estados Unidos, el que dice, con la arrogancia del megalómano y su proclividad a distorsionar la realidad -características también del narcisista- que “salvará” a América de la decadencia en que se encuentra y la protegerá de los terroristas y los inmigrantes bad hombres.  Así, desde el 20 de enero, encumbrado en el poder, las cosas han cambiado para Trump. Ahora, es blanco de fuertes críticas dentro y fuera de su país. Su misoginia, su racismo, su xenofobia, sus posturas proteccionistas e incluso aislacionistas, su desdén por las instituciones democráticas y los valores de los Padres Fundadores, su falta de escrúpulos y de empatía, aunados a su desenfrenado y errático desempeño durante su primer mes en el cargo, le han valido el repudio de alrededor de 73 millones de estadounidenses cuyas voces se hacen oír día tras día en las múltiples protestas que han tenido lugar en varias ciudades de Estados Unidos y, también, de otros países del mundo.

¿Pueden ustedes imaginarse como se siente el nuevo presidente ante las miles y miles de pancartas que rezan Not my President” y  “Resist, mostrando el descontento de poco más de la mitad de los votantes estadounidenses a los que suman 11 millones de inmigrantes sin documentos?. Su nivel de frustración debe ser mayúsculo. De ahí que para resarcirse un poco, ha retomado acciones típicas de campaña con sus seguidores, como el rally que realizó el sábado 18 de febrero en Florida. A Trump, el alago público le es indispensable.

Sí, el empresario multimillonario convertido en presidente necesita sentirse admirado y no lo es, no en el grado en que él lo necesita. La prensa, a la que ahora llama, no su enemigo, sino “enemigo del pueblo estadounidense”, no sólo desmonta, sin piedad alguna, sus mentiras constantes  con hechos reales, no con “hechos alternativos”, sino que además, da cuenta del caos que priva en la Casa Blanca a través de filtraciones internas,  y diversos articulistas incluso ponen en tela de juicio que sea él quien tome las decisiones y no la fórmula Bannon-Sessions, su siniestro Asesor en Jefe que se le “coló” al Consejo Nacional de Seguridad – a decir del propio Trump- y el Fiscal General, respectivamente.  Además, la prensa exhibe sus  gastos exorbitantes y los de su familia en su primer mes de gestión, que equivalen a los de un año del ex Presidente Obama (Reforma 16 de febrero) y le lleva un recuento de a qué dedica su tiempo (The Washington Post. 21 de febrero). ¡Es el colmo!,  pensará sin duda el magnate. Y eso que en el recuento no registraron que también se dedica a twittear defendiendo en las redes sociales a su pobrecita hija Ivanka por el boicot que sufre la firma de su ropa y, envidioso y competitivo, como buen narcisista, le alega a Arnold Schwarzenegger, que su  rating en  El Aprendiz no se compara con el que él tuvo en dicho programa. Trivialidades, dirán ustedes, pero no, para una persona con el desorden mental que él padece, lo único que importa es él, su imagen, su estatus, su gloria, por eso se siente maltratado, porque tiene expectativas irracionales de que, como “ser superior”, debe otorgársele un tratamiento especial y favorable siempre.

 Y, por si no fuera suficiente, el Presidente Trump ha sufrido ya sus primeros descalabros: un tribunal federal dejó sin efecto su veto migratorio a siete países de mayoría musulmana; tuvo que pedirle su renuncia a Michael Flynn, quien era Secretario de Seguridad Nacional, y ahora él y sus conexiones con Rusia se encuentran bajo investigación.

Aún hay más. En el otro mundo de Trump, el del espectáculo, diversos Talk shows han hecho ingeniosas parodias a su costa y a la de miembros de su gabinete, entre estos, Saturday Night Live que tiene una audiencia de más de 5 millones de televidentes y muchos, muchos más, en las redes sociales, las cuales están repletas de memes que hacen mofa no sólo de su ideario, sino de sus manos pequeñas, de su copete naranja, sus gestos iracundos,  su escaso vocabulario, en fin. Además, las redes han viralizado los videos en los que varios países han ridiculizado su  lema America First,  pidiendo ocupar el segundo lugar.

 Todo lo anterior debe tener el ego del magnate que dirige los destinos del país más poderoso del mundo hecho añicos. Pero, ya que se ha convertido en el embajador del miedo para millones de personas en su país, en particular para los 11 millones de indocumentados y sus familias – entre ellos, poco más de 5 millones de mexicanos-  le toca pagar por ello. Cada quien tiene lo que merece ¡y nos sale debiendo!.

 

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