Todo parece indicar que, a partir del primero de noviembre, y después de ocho años como Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, a sus 63 años de edad, la abogada francesa Christine Lagarde, cambiará su residencia y dejará de vivir en Washington, Estados Unidos, para trasladarse a Fráncfort del Meno, Alemania, pero ahora como Presidenta del Banco Central Europeo, en sustitución del economista italiano Mario Draghi.

Lo anterior viene a ser parte del resultado de reingeniería que en estos momentos vive la Unión Europea, y es que desde las elecciones del pasado 26 de mayo, se han movido las estructuras dentro de las instituciones del organismo multinacional, ya que, si verdaderamente quieren ser una tercera potencia mundial junto con Estado Unidos y China, está tal vez sea su última oportunidad de cambiar la manera de repartir las cargas de poder, y sus procedimientos económicos, políticos y sociales.

Por ello es que recién terminado el proceso electoral comentado y al saberse lo difuminado que fue el voto de los ciudadanos, el presidente del Consejo Europeo que es el máximo organismo político de la UE, en donde confluyen los jefes de Estado de los hasta ahora 28 países miembros, actualmente el ex primer ministro polaco Donald Franciszek Tusk, no dudó en convocarlos para iniciar los procesos de negociación del poder. Esta fue catalogada como una reunión “informal”, en donde se planteó un abanico nuevo de opciones para elegir los cargos dentro de la Unión, ya que si bien es cierto, la Comisión Europea fue la primera decisión, que recayó en una miembro de la nobleza belga-alemana Úrsula Gertrud von der Leyen, la negociación es un paquete que incluye, el Banco Central Europeo, la presidencia del Parlamento Europeo, y el Alto Representante de la Política Exterior, para las cuales es necesario buscar, un equilibrio político, geográfico, y de género, los cuales han ido desgranándose poco a poco.

Ese domino que se juega en Bruselas, y en el resto de las capitales europeas, hoy nos pone en búsqueda de un nuevo Director/a gerente del FMI, posición que tradicionalmente, sin que haya regla escrita de por medio, desde su fundación en 1945, ha recaído en un ciudadano europeo: alemán, belga, español y, holandés en una ocasión, dos veces han sido suecos y cinco franceses, habrá que aclarar que en 2004 y 2011, los norteamericanos ocuparon la oficina principal de la institución, de manera interina, digamos solo unos meses cada uno.

Como resultado de las reuniones de Bretton Woods, un año antes de que terminará la II Segunda Guerra Mundial y su operatividad oficial un año después, nació el FMI, con la asistencia de más de 700 delegados de todo el mundo, y la representación de 44 países, surgió la que quizás sea una de las instituciones más odiadas del globo terráqueo, y es que sin duda alguna, sus actuaciones desde la visión social, suelen ser crueles y despiadadas, ya que sus intervenciones se dan para rescatar países en problemas económicos, nunca interviene en aquellos que van bien o boyantes, y al actuar en las naciones en problemas, los remedios suelen ser difíciles de adoptar.

Transfondo, en el fondo

Transfondo, en el fondo

Básicamente las soluciones que el FMI impone a los que piden préstamos, son la anulación de los programas sociales que no son productivos para el desarrollo económico, y privilegia aquellas actividades que generan riqueza, pero que casi nunca tienen un componente social, por ejemplo, el Fondo limita o pide a los recipiendarios de sus apoyos, que los recursos para las instituciones de salud pública se eliminen o sean drásticamente disminuidos, en cambio impulsa los apoyos a la creación de empresas o infraestructura, que se supone al corto plazo generan riqueza y ello vendría a solucionar el problema económico de quien ahora está en crisis.

Dentro de la baraja de los posibles sustitutos de Christine Lagarde, está el mexicano Agustín Guillermo Cartens Cartens, uno de los economistas más brillantes del mundo, ha sido Secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Gobernador del Banco central y actualmente, Gerente General del Banco de Pagos Internacionales, algo así como el jefe de todos los banqueros centrales del mundo, todas sus credenciales lo ponen en la antesala de la oficina principal del organismo en Washington, de hecho hace ocho años, estuvo muy cerca de ganarle el cargo a la francesa, hoy tiene dos inconvenientes, primero los europeos van a empujar fuerte para que la tradición siga, donde ya hay apuntados especialmente tres de ellos, la otra será el desinterés del gobierno mexicano por impulsar a un connacional que  podría ser un aliado en los círculos financieros más importantes del mundo, pero que no coordina con los actuales interés nacionales.

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