Desde pequeños, nuestras madres, los médicos y los adultos siempre nos han dicho que tomar es perjudicial para la salud, y bueno, después viene la ciencia con sus estudios y los desmiente, como que beber vino no es tan malo, tomar cerveza ayuda a no se qué y así…
Uno de los licores que al parecer no sería tan perjudicial para la salud como siempre creímos es el delicioso tequila, y qué buenas noticias que nos dan con esto.
El tequila es un aguardiente que se obtiene de la planta del agave azul y tiene los siguientes beneficios, pongan atención porque ahora viene lo bueno.
- Conciliar el sueño: ¿tienes insomnio? Tómate un chorrito de tequila antes de ir a la cama y verás que duermes como un bebé, pues funciona como relajante muscular.
- Reduce los niveles altos de colesterol: el tequila trabaja como disolvente de grasa por lo que ayuda a disminuir los niveles de colesterol en sangre y hace que el metabolismo vaya más rápido.
- Mejor absorción de calcio: si tienes problemas óseos, toma una copita de tequila y permitirá que tu cuerpo lo absorba mejor, sobre todo indicado para las mujeres maduras en edad de la menopausia.
- Fuera el estrés: El tequila es un relajante natural que te ayudará a calmar los nervios, ideal para antes de un examen o una entrevista de trabajo.
- Alivia lo síntomas del resfriado: quita la gripa y el malestar del cuerpo antes procesos febriles.
- Es afrodisíaco: el tequila es un gran aliado del sexo, sobre todo para el organismo femenino, así que tengan cuidado si su cita les ofrece tequila para tomar en un bar.
- Es bajo en calorías: los dietistas suelen decir que el alcohol tiene muchas calorías y no es aconsejable para hacer dieta, pero el tequila, afortunadamente proviene de una planta que es baja en calorías.
- Contrarresta la diabetes: Parece difícil de creer, pero podría ser verdad. El agave estimula la hormona GLP-1, que incrementa la producción de insulina.
Me alegra que estés leyendo este artículo un viernes. Te mereces una copita de tequila. Como siempre, la moderación y en sentido común son importantes, pero a nadie le amarga un dulce.
Sigue leyendo a Abel Díaz