Por las empedradas calles
que presenciaron y sintieron
nuestras caminatas y carreras.
Recordando al recuerdo
presente en mi pensamiento.
Aunque algo me dice
que tú también
me recuerdas.
Por las rendijas de los adoquines
y los andamios de las rejas
de las casas de piedra gruesa.
La lluvia se desliza recubriendo
y reblandeciendo nuestras almas.
Aquella noche de invierno
bajo la lluvia torrencial,
y ese olor a tierra mojada
y a humedad de añoranza.
La chimenea cuchichea
mientras las brasas crujen
y chismorrean las llamas.
Nuestras risas joviales
resuenan en las paredes.
Aquellas que fueron testigos
y partícipes de nuestro amor.
Sigue leyendo a Gerardo Moreno