Cuando estuve cerca del río

soberbio, creyéndose mar

no lo supe valorar.

¿Qué haría el mar sin los ríos?

La luna llena cegaba

luego el descubrimiento

existían otras regiones, otros fantasmas

existían otros olores y la asepsia…

El desgarro y la esperanza.

tuve en mis  dedos estrellas

que jugaban a huir

hoy las tengo aferradas a mis puños

¡Me iluminaron de tal manera!

Ahora lo sé

Quizás perdí la pericia del juego

Una estrella que salta titilando

Y mis dedos buscan su salto

Así es ahora…

Tengo polvo de estrellas en mis manos.

 

Sigue leyendo a Ana Maria Manceda

No Hay Más Artículos