A ella le daba igual que un hombre tuviera una terrible cicatriz que le cruzara el rostro de frente a mentón, o que un frondoso mostacho molestara en el momento de un tórrido beso, pero lo de las manos era algo que no podía pasar por alto, por eso, cuando entró en la tienda y sus ojos se instalaron en las manos del tendero,  lo supo.

En ese momento, el hombre, que acababa de despachar el pedido de un cliente,  apoyó sus manos sobre el

El abacero

El abacero

mostrador a la espera de la petición del siguiente de la cola. Pero no las puso y ya está, no, lo hizo como si estuviera acariciando la fina estructura de un piano. Eran pulcras, con las uñas de un rosado brillante, que sólo se veía interrumpido por la blancura de una cutícula alegre. Las arruguitas de las falanges eran pequeños mares embravecidos detenidos en el tiempo. El único defecto era un corte en el nudillo del dedo índice derecho que le daba un matiz de coquetería aventurera.

Una vez el cliente dijo lo que necesitaba, aquellas manos alzaron el vuelo como dos pájaros armoniosos que se dejaban llevar ante el empuje de un viento inesperado. Cogieron un tarro de café de la estantería y lo posaron sobre el mostrador, luego volvieron a despegar, pero esta vez eran dos aves resueltas que levantaron del suelo un saco de patatas.

Estuvo mirándolas durante tres clientes. A cada venta satisfecha aquel hombre estaba más cerca.

¿Qué quiere, señorita?

Ella lo miró directamente a los ojos y posando sus manos sobre las de él, con certeza, le dijo:

A  usted.

 

 Nota: El libro Relatos de amores sin nombre, escrito por el autor del anterior cuento, puede conseguirse en el portal Amazon.

 

El abacero - Nelson Calderon

El abacero – Nelson Calderon

Nelson Calderón

Nací en un valle de eterna primavera enmarcado por los Andes, miembro de una familia numerosa, con dos padres muy ocupados como para contarnos historias y ocho hermanos que tampoco se animaban. Ante ese vacío, yo tomé la palabra y ya no la solté; desde ese día, me convertí en el cuentero oficial de la familia.

Desde 1996, he llevado mis historias y talleres a países como: Colombia, España, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, México, Suiza, Grecia, Francia, Hungría, Austria y Marruecos.

www.nelson-calderon.com

 

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