Emmanuéle Bernheim es una autora francesa, también guionista, que colaboró con el director François Ozon en sus películas La piscina (2003) y 5×2 (2004). Consiguió el premio Médicis en 1993 por su obra Sa femme y murió hace justo un año. Publicó Una pareja en 1989, una obra muy apegada al tiempo y las modas literarias en las que fue escrita, aunque no por ello trasnochada. Sí es cierto, no obstante, que ya no encontramos obras con frases tan breves en su totalidad, pero es la época del mejor Carver y el “realismo sucio”, situado dentro del “postmodernismo” que, para finales de 1990, ya era considerado por muchos postmortem. Una de sus características es el fragmentarismo. Bernheim en esta breve narración rompre el propio concepto de novela en secuencias alternas que viven los protagonistas: Heléne y Löic. Son los estadios iniciales de una relación que, como todas, se basa en la atracción, el desconocimiento mutuo, la (in)comunicación o los celos, que vemos a través de pequeños detalles en ambos personajes y sus distintos puntos de vista. La perspectiva del narrador, sin embargo, es “objetiva”, si por objetiva entendemos la total ausencia de introspección psicológica de los personajes. El lector puede observarlos desde la distancia y pensar lo que mejor le parezca.

 

Lo más interesante de esta novela corta no reside en los hechos, diseccionados con precisión de cirujano o sus palabras cuidadosamente escogidas, que describen los detalles que conforman los pensamientos de cada uno. Lo más interesante, decía, no son ninguna de estas cuestiones sino el futuro, incluso como concepto, pues Bernheim ha puesto el énfasis en TODO lo que no nos cuenta. Esto no implica que el final sea abierto, sino que sólo se nos han narrado los inicios de una relación de pareja, aunque el lector, según sea cada uno, puede prever una bonita relación o los estertores de la misma. En cualquier caso, tenemos “una pareja”, que podría ser cualquier otra, podríamos ser cualquiera de nosotros. Da la impresión de una idea mecanicista en la que, no necesariamente un Dios, sino los detalles mínimos son los que crean el destino y serán los encargados de precipitar la relación haca el éxito o el fracaso, muy a pesar de sus protagonistas.

En resumen, Una pareja es una obra mucho más profunda de lo que parece en un primer momento. Sería interesante poder predecir el futuro, pero como es bien sabido, no está escrito. Interesante.

 

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