En la antesala de nuestra partida.

Mientras el llanto
testimonio
inamovible,
y indisoluble
de la perdía
concebida.

Desde la entrada
donde el porche
nos cobijo
de la lluvia.

Entramos los dos
a la entrada
de nuestro mundo.

Nos sentamos en el salón
donde tantas tardes
nos abrazamos,
y compartimos
nuestro mayor
tesoro.

El amor con mayúscula.

En nuestra alcoba
donde compartimos
sueños recíprocos,
y algunos premonitorios.

Y en la cocina donde
cocinamos nuestra amistad
a fuego lento,
como se cocinan
los mejores platos
que compartimos
juntos.

Siempre juntos.

Y ahora en la antesala
de la partida
tan solo quiero
que sepas.

Que nuestra vida
no ha sido mejor,
ni peor.

Tan solo a sido nuestra.

 

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