En nuestro antiguo sistema escolar, por ahí del año 1940, yo cursaba tercer año de primaria y una de las obligaciones diarias que nos ponían los profesores, era que antes de que iniciáramos la clase, teníamos que declamar todos los días alguna poesía que nos dejaban aprendernos de memoria. Pienso que esto era para que aprendiéramos a leer con los signos de puntuación: Punto y aparte, coma, punto y coma, punto y seguido, así como el cambio del  tono de voz para los signos de admiración e interrogación.

Creo que también la poesía estaba orientada a despertarnos desde niños la sensibilidad, y alimentar nuestro espíritu, cultivar los buenos sentimientos y fomentar el respeto y amor a nuestra familia y semejantes, así como a los animales.

poetas_1“La poesía estaba orientada a despertarnos desde niños la sensibilidad, y alimentar nuestro espíritu, cultivar los buenos sentimientos y fomentar el respeto y amor”

Para fortuna de nosotros los mexicanos, tenemos muchos poetas hombres y mujeres cuyas poesías desde pequeños nos enseñaron a meditar profundamente,  entre ellos están: Amado Nervo, Manuel Acuña, Juan de Dios Peza, Manuel Gutiérrez Nájera, y entre ellas están Juana de Asbaje ( Sor Juana Inés de la Cruz), Rosario Castellanos …

 

Uno de mis recuerdos de niñez, entre muchos que tengo y de los que les iré platicando, es que por las noches mientras mi  mama planchaba la ropa de sus 4 hijos, por cierto, con su plancha que calentaba con carbón, de aquellas que en esa época se llenaban de brasas de carbón al rojo vivo, me pedía que le leyera algo de los libros que teníamos en casa, y yo siempre empezaba por las poesías, como esta de  Amado Nervo:

 

 

¿Por qué tan grave  la muchachita?

¿Por qué los goces del juego evita?

¿Por qué se oculta y, en un rincón,

el más sombrío de estancia aislada,

Gime  solita y acurrucada

como paloma sin su pichón?

 

¿Perdió su rorro grande, que dice:

¿Papá? ¿La ausencia de Berenice,

su dulce amiga, le causa afán?

¿Sufrió el regaño de adusta abuela,

o pena acaso porque a la escuela

mañana mismo la llevarán?

 

¡Ay!  Es que ha muerto su hermosa gata,

cuyo bigote púas de plata,

cien y cien veces acarició;

la de albo pelo mayar sonoro,

ojos muy verdes, veteados de oro,

¡la Remonona que tanto amó!

 

Por eso pena la muchachita,

por eso el goce pueril  evita,

odia el bullicio y en un rincón,

el más sombrío de estancia aislada,

Gime solita y acurrucada,

como paloma sin su pichón.

 

Amado Nervo,  

Poeta nayarita 

 

Hoy a través del tiempo, agradezco mucho que me haya tocado esta maravillosa época en mi infancia, porque me permitió llevar mi vida por el camino del aprendizaje y sentirme una persona sensible y útil siempre ávida de aprender más…

 

Ya les contaré cómo me  fue en mis años de primaria cuando declamé  la poesía de Salvador Díaz Mirón, “Mamá soy Paquito …”

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