El estado natural de tu ser, tu cuerpo y todo lo que representas es ¡la salud!, no solo física, también armonía mental y energética o espiritual.

A lo largo del tiempo y los procesos de desarrollo en el recordar nuestra esencia original sufrimos algunos raspones en los cuerpos y en nosotros mismos, esto del mismo modo como sucede con todo niño que está aprendiendo a caminar o andar en bicicleta, con el paso del tiempo lo aprendemos y si aceptamos el proceso sanamos con mucha naturalidad, pues el cuerpo es un experto en sanar raspaduras así que prontamente produce la costra y continua su proceso hasta terminar la sanación.

Queda claro que cuando algunos somos más aventureros y más intrépidos en la vida podemos sufrir daños más severos, torceduras, heridas profundas, rompeduras de huesos y muchas otras enfermedades las cuales no podemos sanar de manera individual y

requerimos de un experto en la materia que nos ayude en la sanación 

algunas de estas son consecuencias de descuidos inconscientes por el paso del tiempo, otras más son conscientes e incluso auto provocadas en nuestros impulsos y descontroles de emociones y sentimientos.

Muchas de estas heridas no pueden ser sanadas, no porque no sea posible, sucede porque no les dedicamos el tiempo y espacio que merecen, olvidamos conocernos a profundidad para conseguir esa sanación.

En el caso de nuestra alma, espíritu o energía, 

así como los diversos cuerpos que nos conforman, también sufren ciertos daños pues es ahí donde empieza la materialización física y es ahí donde debe empezar la sanación, pero como ya lo dije antes no les dedicamos el tiempo y espacio necesario para la sanación y en muchas ocasiones lo dejamos así, entonces con el paso del tiempo estas heridas nos atormentan, sufrimos, nos agotamos, perdemos la tranquilidad, desconocemos la paz, nos llenamos de ira o envidia y muchos otros sentimientos autodestructivos que no sabemos cómo o de donde salen pero aparecen.

Debemos ser conscientes que estos estados que nos ponen fuera de nuestro centro armonioso, son naturales para conocernos por un tiempo, es decir, es correcto sentir dolor por una perdida pero el sufrir por años y años esa misma perdida ¡es opcional!

Depende de nosotros sanar esas heridas, trabajar en ellas y transformar nuestro presente.

Cuando estamos heridos energéticamente o físicamente y no optamos por sanarnos es como querer navegar en un barco con muchos agujeros, no podremos salir del muelle por que estaremos constantemente retirándole el agua o se hundirá al fondo del océano.

Analiza lo que sientes, lo que estás pensando y comienza a meditar en ello para regresar a tu estado natural ¡salud y paz!

Cura tu cuerpo, sanate a ti misma(o) y ¡vive!

¿Estás lista(o) para sanarte y transformar tu vida?

 

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