El Fatídico Cambio Climático…

El Fatídico Cambio Climático…

Hubo una vez tan sobresaliente científico portugués,  plagado de tan enorme reputación internacional, llamado  João Nunes,  quien había sido un hombre de verdad, de naturaleza demasiado optimista, empático, teniendo un alto grado de conversación y que poseía también un genuino Cuerpo de Percepción muy clarividente, afrontando de forma muy satisfactoria al tan “misterioso” y tan “enigmático” futuro, preguntándose  muchas veces ¿Cuál sería el papel del hombre en la Naturaleza?  Poseía él también una considerable seguridad en sí mismo, reaccionando siempre de forma muy congruente a determinados y cruciales retos de índole copiosamente medioambiental y para allá de todo esto, mantenía casi siempre constantes actitudes positivas, tan repletas de  esplendorosa ecuanimidad, para que todas las circunstancias de su propia “vida”, y de su familia de humanidad, pudieran cambiar siempre para mejor, ante un mundo, que pudiera ser más justo, mucho más humano, más solidario, debilitando de forma sistemática,  ética y moralmente, la enorme ruptura social existente entre las capas sociales de ricos y pobres. Por ese orden de ideas, era él tan contundente, demasiado claro:  habría que poner de lado como forma sistémica al inflexivo “ capitalismo de casino- capitalismo iliberal ”, creando, de esta vez, una economía social de mercado mucho más sostenible, desde el punto de vista medioambiental,    altamente competitiva, con un tipo de economía de mercado al servicio del bienestar toda la Humanidad. Y tenía él  una colosal e ilimitada sensibilidad afectiva, en pos de un “Desenvolvimiento Sostenible Perdurable”, que pudiera aglutinar todos los países de esta tan doliente y tan dañada Tierra, cuyos principios cruciales, se encontraban fundamentalmente basados en poder satisfacer de forma equilibrada, todas las necesidades primordiales de todos los pueblos de este “azulenco” planeta Gaya, sin jamás comprometer las necesidades básicas,  de todas las generaciones venideras.

 

Era él un acérrimo luchador, para que hubiera siempre más solidaridad humana, bajo un mundo tremendamente fracturado, rogando primeramente una reflexión moral y ética sobre la propia justicia social y sobre los derechos humanos más elementales y  también acerca de una buena gestión del medioambiente, en términos de sustentabilidad y aumento sistemático de toda la biodiversidad terráquea. Sabia él muy bien, que nuestro pálido planeta, en el ámbito “ecológico”, era muy inter-dependiente, sabiendo  claramente que la propia Tierra, generaba una cantidad de recursos naturales muy limitados, y que una progresiva actividad económica, en donde no hubiera más razonamientos que solamente el omnívoro y constante desarrollo económico, acarrearía indudablemente muchísimos problemas medioambientales a este sufriente planeta, llegando mismo a producir consecuencias terriblemente devastadoras en todo  nuestro planeta Tierra, trasmutado en un suntuoso santuario viviente, para el desarrollo armónico de toda la Humanidad.

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