Cuando el primero de noviembre de 1700, Carlos II de Austria y Austria, murió faltando cinco días para que cumpliera 39 años sin descendencia, dejó algunos pendientes, básicamente el grave problema sobre la sucesión en el trono de España, y es que la enfermedad del Síndrome de Klinefelter producto de los frecuentes matrimonios que se daban en esta casa reinante europea, le provocó infertilidad, lo que encauso al país a una guerra que se prolongó entre 1701 y 1713, concluyendo con la firma de los Tratados de Utrecht, Rastatt y Baden.

En estos acuerdos básicamente se establecen las compensaciones que para mantener el trono, la familia Borbón cedía Austria, Holanda, y Gran Bretaña, a los primeros les entregaba Cerdeña, Milán, y Nápoles, a los segundos Saboya y Sicilia, y a los ingleses, Menorca y Gibraltar; a cambio obtenían el reconocimiento de Felipe V de Borbón y Baviera, nieto del Rey Sol francés, Luis XIV de Bourbon.

Gibraltar aparece en los mapas de los fenicios y griegos, quienes lo denominaban Cabo Calpe, en su mitología ahí se asentaba una de las Columnas de Hércules, posteriormente los árabes lo rebautizaron Monte Tariq, antropónimo del general que dirigió la conquista de la península ibérica Tariq ibn Ziyad, y de ahí deriva su nombre actual; en es una ínsula pequeña en extensión territorial, que cuenta con poco menos de siete kilómetros cuadrados, hace frontera de 1,600 metros al norte con España, y la habitan aproximadamente 35,000 personas, da cabida a la roca más alta del mundo con sus 426. 5 metros.

Su riqueza deriva de ser el limite más estrecho entre Europa y África, con tan solo 30 kilómetros de distancia de Ceuta, posesión española transcontinental, por lo que, ni antes y ahora menos, pasa algo o alguien sin que el Teniente General de la Armada Británica Sir Edward Grant Martín Davis, desde hace casi tres años, Gobernador y Comandante en Jefe de Gibraltar, se entere.

España siempre ha pedido el retorno de la península a su soberanía, con el argumento de que la cesión se dio bajo la presión de la sucesión monárquica ya comentada, en 1727 y entre 1779 y 1783, se hicieron intentos militares por recuperarla, en el siglo XIX la supremacía militar británica hizo imposible cualquier intento, durante la dictadura de Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde también se trabajó en ello, llegando el caso de cercar el área e impedir cualquier contacto por tierra, sin embargo, los mejores frutos se recogieron en la Organización de Naciones Unidas en la década de los sesentas, logrando que la Asamblea General aprobara la resolución 1514 (XV), sobre la integridad territorial, además ONU considera el peñón, como un tema dentro de su agenda de territorios a descolonizar. La tesis española se basa en que si bien el Acuerdo de Utrecht, pacta la sesión obligada de la región, no incluye el control del istmo, del aeropuerto y las aguas territoriales, los ingles por su parte insisten en que fue otorgado, dando plenos derechos de propiedad en la ciudad y el castillo, además de que Gibraltar, no es lo que era antes, el aeropuerto y las viviendas fueron construidas en tierras ganadas al mar, y el tratado no habla de ello.

Hoy viene a colación porque si bien es cierto, la insistencia española no ha cejado, obtuvo un impulso en el entorno de las negociaciones de la declaración política sobre la relación de la Unión Europea y Gran Bretaña, que concreta la salida de esta última de la UE, la cual deberá de ser refrendada en la cumbre del domingo 25 de noviembre, por los 27 mandatarios de los países que pertenecientes al mismo.

GIBRALTAR

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Para la inglesa Theresa May Brasier el acuerdo como quedó esta semana que termina esta bien; ella acepta el pago de 50,000 millones de euros y reconocerá de manera indefinida los derechos de cuatro millones de europeos radicados en Bretaña, ha comentado que podría aceptar que en el futuro se negocie un nuevo pacto de asociación comercial, como el que tienen Marruecos y Ucrania, así como una salida que se prolongue del 31 de diciembre de 2020, al primero de enero de 2023, cosa que no gusta a los que en su momento promovieron el BREXIT; el español Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha dicho que vetará cualquier declaración política que no dé a España la última palabra con relación a Gibraltar, y no que sea Bruselas la que determine la situación de la roca, lo que viene a complicar los acuerdos de la salida de Reino Unido.

Gibraltar tiene aproximadamente 300 monas capuchinas gibraltareñas, la única especie viviente, junto con los humanos, que puede moverse libremente por toda Europa, la leyenda dice que mientras existan en el cabo, lo ingleses seguirán ahí; antes de la segunda guerra mundial, cuando se esperaba una invasión hispano-germana, Winston Leonard Spencer Churchill, dispuso que decenas fueran trasladadas a Londres, para preservar su especie, pero sobre todo enviar el mensaje de que las preservarían como su estancia en la ínsula.

 

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