En algunos lugares de España y concretamente en Cataluña es ya tradición de ser encontrarse pastelerías que incluyen cafeterías, es más por comodidad que vivir bien por decir. El tomar un desayuno dentro de un local en el que compras los bollos, ensaimadas e incluso te hacen bocadillos es un lujo al alcance de muchos.

Pero mi historia, que es real, por cierto, ocurrió en el pueblo donde vivo Santa Coloma de Farners.

Para que luego no se diga que es imposible que esto ocurra yo personalmente lo colaboro.

Estamos en una era en que las personas nos comportamos como lo que más odiamos y el ejemplo lo tenemos aquí.

El pasado día 26 de agosto de este año 2021 una madre y su hija acudieron a desayunar a este lugar bastante frecuentado por ellas y por los vecinos de este pueblo. Es un local muy conocido en el lugar y reconocido mundialmente. La hija de esta señora está enferma y su enfermedad le imposibilita ser una persona normal como los demás pues es una enfermedad cerebral. 

Como acostumbran desayunar y estar un rato conversando la gente de alrededor se siente molesta según el dueño del local y una vez pagada la consumición de esta familia, el dueño salió detrás de la madre para decirle que no volviera más por aquí. Ni ella ni su hija y el caso es que los trabajadores le dijeron lo mismo.

Yo por lo que veo,  el dueño podía ser un poco más flexible comprendiendo más el estado de la pequeña que no tenía culpa ninguna de lo que estaba pasando.

Según ustedes señoras y señores ¿Quién tiene aquí la razón?

Porque yo no creo que una persona sea culpable de cómo es sino se llega a una situación extrema. Aquí les dejo la duda,

Ahora se habla mucho de solidaridad, de ayudar al necesitado, de convivencia etc. etc…

Pero a la hora de la verdad ¿Somos capaces o no a responder delante de una salvajada como esta? señores la pandemia nos ha trastocado a todos, pero yo creo que las personas no deberían faltar al respeto ni a los mayores en ningún caso.

He dicho y ahí queda eso para que ustedes piensen y recapaciten que hay personas que por estar minusválidas y enfermas, también son personas y no animales.

 

Sigue leyendo a José Manuel Jiménez González

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