Hay hechos que si se dieran en orden inverso,

el trueno antes que relampaguee,

por ejemplo,

y en vez de hambre nos sentimos llenos,

para después comer e insaciablemente casi,

volver de golpe a estar llenos.

 

No sé si es viable pero sí,

desagrada.

 

El trueno sería como un error que se cometa y luego venga el rayo que culpa/

e ilumina a la vez,

dos puntos.

La tormenta desvanece,

y una meseta de altibajos leves que se da en llamar normalidad,

subjetividad más, subjetividad menos,

nos carga y lleva,

en la categoría de pasajeros que necesitamos,

para escribir cosas como un poema,

o para leerlo,

algo que ni necesitamos verdaderamente,

leer, pero es divertido.

 

 

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