Los libros están hechos de emociones. Como buenos lectores nos sumergimos entre sus páginas para vivir las inquietudes de los protagonistas. Buscamos sentir algo que nos traslade a otra realidad.

Cuántas veces hemos tenido la necesidad de matar al antagonista con nuestras propias manos, o de cobijar en nuestros brazos al protagonista.

Los conflictos que se plantean en una novela nos ayudan a conectar con los personajes, y esto es muy necesario, para que queramos seguir leyendo.

Sufrimos o nos alegramos con sus vivencias, casi se podría decir que, en algunos momentos nos gustaría ser ellos.

Toda esta actividad desarrolla, en cierta manera, la empatía y comprensión social, dos capacidades únicas del ser humano.

Según Augusto Cury, (médico psiquiatra, psicoterapeuta y escritor brasileño):

“La capacidad de colocarse en el lugar del otro es una de las funciones más importantes de la inteligencia. Demuestra el grado de madurez del ser humano.”

Para Raymond Mar y Keith Oatley, psicólogos cognitivos:

Literatura de ficción

Literatura de ficción


“La literatura ha sido en general ignorada por los investigadores, porque su función parecía ser únicamente la de entretener. Pero en realidad tiene un propósito más importante: simular situaciones que nos permiten entender a los otros (y a nosotros mismos), algo que aumenta nuestra capacidad de empatía”.

¿Pero qué opinan los escritores sobre esta nueva dimensión de la literatura de ficción?

William Styron, novelista que ganó el Pulitzer en 1967:

 “Un buen libro debería dejarte con muchas experiencias, y algo agotado al final: vives varias vidas mientras lees”

El novelista Robert Louis Stevenson comentó con el escritor y crítico Henry James sobre este tema:

“La vida es monstruosa, infinita, ilógica. La literatura no imita a la vida sino su discurso, no imita los actos humanos sino los énfasis y los silencios con los que los humanos hablan de ellos”.

  1. Todorov, escribió en el prólogo a su libro La literatura en peligro.

 “La literatura, más densa y más elocuente que la vida cotidiana, pero no radicalmente diferente, amplía nuestro universo, nos invita a imaginar otras maneras de concebirlo y de organizarlo”.

De esta afirmación podríamos deducir, que la intensidad de la narración también influye en el efecto que causa en nosotros.

¿Qué ocurre si la historia nos demanda un mayor compromiso emocional?

Según algunos estudios de neurociencia, leer historias con contenidos emocionales profundos y una trama compleja, nos obliga a indagar en el universo de los protagonistas. Debemos tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se sienten así. Pero no desde nuestra perspectiva, sino intentando entender cómo piensan ellos, con sus creencias, sus valores; y esa actividad, mejora nuestra comprensión social.

El psicólogo David Comer Kidd explica que los escritores de literatura de ficción convierten al lector en parte de la historia.

Literatura de ficción

Literatura de ficción

“En la ficción literaria el carácter incompleto de los personajes lleva al lector a intentar entender la mente de los demás” La ficción permite entrar en un nuevo ambiente y así el lector “tiene que hallar su propio camino”, es decir, a lo largo de la novela encuentra “vacíos por llenar”, y así mejora su capacidad para percibir las emociones ajenas, “porque los lectores deben implicarse totalmente en el texto”

 (El diario británico The Guardian).

Me gustaría dejarles un microcuento y una pregunta.

¿Creéis que la literatura de ficción nos hace ser más empáticos?

Adiós al miedo

Unos diminutos pies se acercan a la cama, una suave voz rompe el silencio nocturno.

—Mamá. ¡Mamá! Tengo miedo.

—Cariño, no llores ¡No hagas ruido! No debemos despertar a tu padre. Vamos a tu habitación, te arropo y me quedo contigo.

La escena se repite noche tras noche, durante muchos meses, pero una mañana.

—¡Qué mayor!  Anoche no lloraste.

—Claro, Mamá. ¡Mi padre se durmió para siempre!  Sabes, le puse todas tus pastillas, las de dormir, en su botella de vino.

LDR

No sé ustedes pero yo me atrevo a afirmar, que la literatura de ficción, me ha convertido en una persona más empática, aunque, siempre he leído por placer.

 

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