Si firmo la paz con vos, firmaré a la vez la guerra con todas las cosas que he definido no me pasen más en la vida.

Si firmo la paz con vos y acepto que; Sos muy  bueno y yo tengo  que hacer un esfuerzo por comprenderte, entonces  firmare la guerra conmigo asumiendo mi soberbia  convencida de que seré la única que te comprende mejor, o que soy  la única que lo comprende bien.

Si firmo la paz con vos lo haré, basada en una promesa altamente improbable y entonces firmare la guerra con la realidad queme romperá los ojos todos los días.

Si firmo la paz con vos deberé asumir que  mantener con vida el éxtasis del enamoramiento será costa de dejar la relación y volver a ella una y otra vez, y eso sería firmar la guerra conmigo y requiere pagar un elevado precio.

Si firmo la paz con vos a cambio de estrenar amor  cada tanto deberé firmar la guerra conmigo para estar dispuesta a sufrir a manos llenas.  Porque la única forma de no sufrir el horror de las bajadas, es renunciar a la emoción de las subidas renunciando y bajándose  de la montaña rusa…

Si firmo la paz con vos, asumiré el  eterno lugar femenino de preguntarle a la  margarita..

¿Me quiere?

¿No me quiere?

Preguntas que  siempre arrojan respuestas engañosas.

Si firmo la paz contigo firmare la guerra conmigo y preguntare

¿Me quiere como yo necesito que me quieran?

¿Me compensa o no me compensa?

¿Esto es lo que yo quiero para mi vida?

En definitiva: ¿Me quiere bien? o ¿me quiere mal?

Si firmo la paz con vos, asumiré la guerra conmigo de poner un final a una relación maltrecha que generaba tanta infelicidad y que en el fondo estaba rota desde hacía ya mucho tiempo

Si firmo la paz con voz asumiré mi eterna bancarrota.

Si firmo la guerra contigo deberé de asumir e intentar  comprender la dimensión de la sensación de vacío y de bancarrota emocional a la que me veré enfrentada y trabajar sobre ella. Porque sólo cuando una mujer ha podido determinar qué papel ha desempeñado ella misma en su sufrimiento, en esa desgraciada historia, entonces podrá restituir su propia identidad, su valía y su razón de ser, más allá de la relación que mantenga con un hombre.

Sólo entonces seré capaz de relacionarse conmigo misma y con los demás, de una manera menos destructiva y más provechosa. Si lo consigo, habrá deshecho la rueda de la repetición, y mi  próxima historia de amor, será mi  propia historia de amor, será otra. Y al fin habrá firmado la paz conmigo misma.

 

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