En los tiempos actuales, el uso del lenguaje público se ha hecho cada vez más evidente, así como sus correspondientes vicios de ese lenguaje en los que se termina incurriendo indiscriminadamente. Uno de estos vicios es el Pleonasmo, pero ¿Qué es un pleonasmo?, ¿sigue siendo éste un vicio de lenguaje o ya se ha aceptado por decreto popular? O, tal vez,  ¿tiene algún propósito oculto o perverso?, ¿Qué tanto el lenguaje se basa en la estructura que los tratados de lógica nos ofrecen?, ¿Qué tanto, esos paralogismos, son intencionales y qué tanto son por ignorancia simple?.

Lectores y Lectoras“, este es el principio de uno de las inquietudes con que he querido externar, desde hace mucho tiempo, pero por una serie de razones, no he podido. Este tipo particular de vicio de lenguaje tiene su inicio oficial en el sexenio de Vicente Fox, quien se encargó de ponerlo de moda en un proyecto de demagogia integral.

La demagogia es el arte de distraer al pueblo con actos, eventos o enunciados, que hacen parecer que aquello que se dice es una verdad. Se convierte en “integral” cuando todas las partes que intervienen esa distracción metódica se encuentran presentes o se asimila en colectividad estando todos ellos presentes.

En este orden de ideas, lo que resulta verdaderamente interesante es considerar qué tanto depende el lenguaje de la estructura que la lógica, en especial, la lógica tradicional. Mucho de los conceptos son análogos y corresponden a un mismo espacio conceptual, se usan limitadamente o con una cierta tendencia hacia esa distracción.

El lenguaje es un instrumento diseñado para la trasmisión de ideas y pensamientos. Depende de su correcto uso que la nitidez del mensaje o idea llegue, con la precisión con la que fue pensado o concebido. Si el lenguaje tiene esta función ¿por qué apostar a su deformación intencional?, tal vez la pregunta está mal fundamentada y debiera de ser: ¿es intencional su deformación o responde a ignorancia simple y pura?.

Si se inicia un discurso o mensaje a algún alumnado en particular y comienza con “Alumnos inscritos y no inscritos: Me dirijo a ustedes…“, se estará dirigiendo a los únicos dos grupos posibles. Un alumno está inscrito o no está inscrito. No existe una tercera o cuarta posibilidad. Bajo esta inteligencia, los calificativos, que no son otra cosa que elementos complementarios para distinguir al sujeto de otros sujetos del mismo género, dejan de ser necesarios, por lo que, simplemente puedo decir “Alumnos o Alumnos Todos: me dirijo a ustedes…” y punto, dado que los dos subconjuntos “inscritos” y “no inscritos” están incluidos en esa introducción.

Lo mismo pasa con aquellos referentes al género, como lo sería comenzar el mismo discurso con: “Alumnos y Alumnas: me dirijo a ustedes…“; el término “Alumno” es un término unívoco, es decir su significado es único a todos aquellos términos que lo tienen como género próximo.

La lógica enseña, en forma breve, que hay tres tipos de términos basados en su significado:

Un término es UNÍVOCO cuando expresa una sola realidad y sólo a ella está referido. Ejemplo: el término “Mamífero” expresa sólo una realidad inconfundible. “Todos los mamíferos nacen se gestan por medio de placenta dentro del útero de su madre”, el “hombre” es un mamífero, al igual que “el felino” o un “el delfín”; aunque no son iguales, pero tienen el mismo género próximo, es decir, todos tienen en común el ser mamíferos.

Un término es EQUÍVOCO cuando bajo una misma palabra caben diversas significaciones, por ejemplo: cuando hablamos de “banco” nos podemos referir a: banco de la plaza, el Banco del Estado o aun banco de arena; o por ejemplo, cuando nos referimos al “hombre” como sinónimo de “humano” (tal y como se utiliza en el punto anterior) o como sinónimo de “varón”, o bien como “adulto”, para diferenciar de “niño”.

El término es ANÁLOGO cuando se refiere a dos realidades en un sentido parcialmente igual y parcialmente distinto. Por ejemplo “arteria” es análogo, pues se puede entender como “calle” o como “conducto sanguíneo”; ambos permiten la circulación, ese es su vínculo semántico.

Si decimos que un futbolista es un “león” en la defensa, no queremos significar con eso que este señor lo sea en un sentido literal, sino que por su bravura y “garra” nosotros lo llamamos “león”, en este caso el término león es análogo. Volviendo al término: “hombre”, –Compórtate como “hombre” le dijo el padre a su hijo– y no es que el hijo no sea “varón” o no sea “humano”, sino que se reincorpore a sí mismo con las características de un “adulto responsable”.

El lenguaje es un instrumento abstracto creado para comunicarse. La comunicación debe tener una estructura, tal y como el lenguaje mismo nos lo señala. Un persona no puede hablar las cosas tal y como se van apareciendo en su mente, sino que debe estructurarlas para que ese mensaje sea entendible o, por lo menos, tenga la estructura que permita entenderlo.

Entonces, ¿Qué es un pleonasmo?.  El pleonasmo, también conocido como redundancia, es una figura retórica que consiste en el empleo de uno o más vocablos innecesarios en una frase para el cabal sentido de ella, o para intensificar su significado. Estos son algunos ejemplos de pleonasmos que se usan con frecuencia:

Lava volcánica, Sorpresa inesperada, Regalos gratis, Pared divisoria, Parte integrante, Accidente fortuito, Cita previa, Medio ambiente, Protagonista principal, Hecho real, Supuesto hipotético, Testigo presencial, Funcionario público, Lapso de tiempo, Antecedentes previos, Base fundamental, Una sonrisa en los labios, Réplica exacta, Puño cerrado, Desenlace final, Destino final, Fuegos pirotécnicos, Deambular sin rumbo, Lo vi con mis propios ojos, Callarse la boca, Beber líquidos, Voló por los aires, Reservar exclusivamente, Prever con antelación, Perdurar en el tiempo, Conocer por primera vez, Interrelacionados entre sí.

Como tal, el pleonasmo puede ser considerado como una figura literaria para embellecer una obra, o para que el lector u oyente se sorprenda y quede más atento al desenlace de la misma, es lo que se conoce como un pleonasmo intencional. Éstos son escasos y tienen una clara justificación en la estructura del cuerpo de un texto inteligente.

En discursos políticos, especialmente, se usa mucho el de “ciudadanos y ciudadanas…“, siendo, como lo mencioné anteriormente, que el término “ciudadano” como tal, engloba a ambos géneros. ¿Por qué si es un recurso tendencioso, además de gramaticalmente cuestionable, se sigue usando?.

La mercadotecnia de los mensajes, en especial de aquellos de naturaleza política, tiene su fundamento en el principio de “DISTORSIÓN DE NORMA” que consiste en modificar la realidad para presentarla de forma que sea conveniente para aquel portador del mensaje. Una forma elegante para arropar los elementos desnudos de una “demagogia”, porque no es otra cosa. Una distorsión de norma que rige una realidad para presentar otra realidad, aparentemente igual y aparentemente alterna. En pocas palabras esconder una mentira entre dos verdades comprobadas y evidentes, de forma tal que se antoje que aquello que está en el medio también lo sea.

Este fenómeno se da mucho en los comercios que quieren llamar la atención y recurren en faltas intencionales de ortografía para llamar la atención como lo es, por ejemplo: escribir “takos” en vez de “tacos”; “pixas” en vez de “pizzas”; “Nseguida” en vez de “en seguida”, etc.

Aunque parezca mentira, lo importan es llamar la atención a toda costa, por lo que la mejor forma es alterar la realidad en una forma de aparente creatividad, denotando ignorancia e irresponsabilidad; lo que termina deteriorando las figuras del lenguaje, su significado, así como su uso cotidiano para las nuevas generaciones que lo terminarán viendo como “normal”, algo que se pudiera llamar “contaminación generacional”, ya que, como sabemos, las costumbres se hacen normas y las normas leyes.

En el caso de los calificativos de género como vocativos, tiene una función y un propósito: hacer notar que se incluye a las mujeres, siendo que siempre estuvieron incluidas. Hace algunos años, estaba de moda una adivinanza: “¿Cuál es el primer requisito para que María, Sofía y Marta, sean amigas? “. Mucha gente contestaba que “debían conocerse o algo así”, pero la respuesta era simple: El primer requisito para que María, Sofía y Marta sean amigas, es que sean mujeres. El término “amiga” es específico, basta con que una de ellas no sea mujer para que el término se convierta en “amigos”.

En el caso de los llamados políticos, no se les dirige a las mujeres por su condición de mujer, se les dirige por ser ciudadanas, porque lo que se quiere de ellas es su voto; entonces, no tiene nada que ver qué genero tenga, como tampoco importa su religión, su color de piel, de cabello o su tipo de sangre, ni su etnia, que son otras tantas características que todo el mundo tiene. La intención sicológica pesa más que cualquier argumento construido con ideas claras, fáciles de entender y de compartir. Lo que lo hace perverso en su forma más íntima. El político le apuesta al sentimiento, a la sensación y no a la pureza retórica de una premisa inteligente, porque sabe que no existe tal cosa como “voto razonado”.

Lo malo del uso de los pleonasmos es que cada vez más, se va perdiendo el sentido de estructura lógica y educada, en sus diferentes variantes epistemológicas. Ya no existen corrientes ni tendencias de pensamiento; todo es consumo y cuando éste se adueña de los horizontes de la cotidianidad, la estructura de pensamiento carece de sentido. La prueba es que los discursos y mensajes políticos le apuestan a la ambigüedad como norma rectora, ganando debates y controversias por evasivas dialécticas, terminando así, venciendo por cansancio del prudente, del que habla con razones, ya que ninguna de las llamadas “propuestas” lo son. No sólo no proponen, sino que confunden, no dicen nada en concreto para no tener que cumplir en el caso de que las condiciones para ello se den.

El razonamiento sofismático en un líder, o supuesto líder, es la llave para que el pueblo siga en esa pobreza social, mental y cultural. Una mente en un cuerpo con hambre no se fija en las formas, ni en los contenidos, sino en la sustancia derivada de arreglos sostenidos en una corrupción expresa. La gente desesperada no escucha argumentos, sino palabras aisladas pronunciadas dentro de éstos.

Concluyo: cuando el consumo es la norma, toda estructura de pensamiento se resquebraja, dando pie a paralogismos de todo tipo. Pensar ya no está de moda, me despido así, mis estimados “lectores y lectoras”.

Ing. Mariano Narváez Cantú
mnc@marianonarvaez.com
marianoncx@gmail.com

 

 

[Información Adicional]

lunes, 11 de junio de 2018

[01-Definición y Clasificación]

/”SOCIETY”, posiblemente.

[02-Palabras Clave]

“Vicios Lenguaje, Pleonasmo, Silogismos, Sofisma, Término, Término Univoco, Término Equívoco, Término Análogo, Politizar, Redundancia Semántica, Paralogismos, Variantes Epistemológicas, Estructura Lógica”.

[03-Resumen]

Es una muestra de cómo ciertos vicios del lenguaje se institucionalizan y se politizan, dando como resultado el ser aceptados y correctos por decreto popular.

[04-Alcance]

Mostrar el tratamiento semántico de los términos, así como el uso sostenido de pleonasmos en la comunicación contemporánea.

[05-Referencias]

**

 

[06-Dirigido A]

Todo Mundo

[07-Bibliografía]

/01:García Morente, Manuel, OBRAS COMPLETAS, Ed. Juan Miguel Palacios y Rogelio Roviar, Anthropos, Madrid 1996 – ISBN 84-7658-500-4 P97

/02:Aristóteles, TRATADOS DE LÓGICA (EL ORGANÓN), “Sepan Cuántos” Editorial Porrúa #124, México DF, 2001 p96

/03:Beuchot, Mauricio, LOS TÉRMINOS Y LAS CATEGORÍAS SINTÁCTICO-SEMÁNTICAS EN LA LÓGICA POST-MEDIEVAL, Diánoia, vol.29, no.29, 1993

.

No Hay Más Artículos