El amor es rosado y gris. A través de una vida conoceremos los niveles más altos de placer y esperanza en una sola palabra, amor. El mismo amor que, por una decepción o un desencanto, martirizará nuestro corazón con el más vil dolor. Aun así, los que hemos vivido el amor en todas sus facetas, en el fondo sabemos que hay muchísima verdad en, “Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado”.

 

Casi siempre el certero amor llega después de varios deslizamientos, que nos hacen crecer y cultivar la disciplina que impedirá cometer más errores en el amor. Poco a poco llegamos a prevenir desengaños con las habilidades que solo se obtienen después de haber “amado y perdido”. El auténtico amor tiene sus altibajos, no es todo risa o lágrimas, como los amores Shakesperianos. Lástima, que muchas personas no están dispuestas a vivir todas las fases del amor. Con solo estar presente no te llevarás el premio de amor duradero. Es necesario aceptar, perdonar, y sobre todo contribuir al bienestar mental, físico y emocional del ser querido. Eso parece mucho trabajo para la mayoría de las personas, hoy en día. Como resultado, más de la mitad se divorcian y cada vez más jóvenes no creen en el matrimonio.

 

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Qué triste para aquellos que se desilusionan después de la primera etapa del amor, la de pura atracción, sueños y risas. Por cierto, la más corta etapa de amor genuino. Todos los que hemos vivido una larga relación sabemos que eso es así. El amor es una bendición. Una bendición que hace que otro ser humano te quiera cuando estás de mal humor, cuando no te has bañado, cuando estás enfermo, cuando cometes errores, y cuando ni tú mismo te soportas.  Desafortunadamente, la grandeza del amor no siempre es apreciada por todos, mientras otros lo quisieran encontrar.

 

No hay comida, ni vino, ni viaje, ni droga, ni diversión más placentera que abrir la puerta de tu casa y ver la sonrisa de tu gran amor.

 

AMOR, ROSADO Y GRIS

Mi historia rosada y gris,
pasión, risa y soledad.
Traición y amor de verdad,
aunque lloré fui feliz.
Si calculado o desliz,
un ensueño o desespero
al amor gritarle quiero
porque, un día, fui adorada,
si luché por ser amada,
fue deleite en mi sendero.

 

 

Fue sensato y misterioso,
fue canción y fue silente.
Fue ilusión y fue consciente,
fue común y fue glorioso.
Una vez fue majestuoso,
y si amargo, necesario
y hoy volviera a su calvario
por no habérmelo perdido,
pleno amor así vivido
que llenó mi vida a diario.

 

 

El amor es tantas cosas,
y yo aprendí a distinguirlas.
Persistiendo hasta vivirlas
por esas sendas sinuosas.
A mil lunas primorosas
y a abatidas desuniones
siempre fui con ilusiones,
de encontrar todo lo hermoso…
Y recuerdo lo precioso
de mi vida y mis pasiones.

 

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