Oscuridad reclamando la luz del día que demora amanecer

la noche enfermiza, descansa en los cantos populares de las canchas

y se humilla en el hambre de los templos de cualquier “religión”= secta

y en las escaleras de marfil, mordidas por los zapatos negros

 

En la división de las puertas o frontera de cada mundo, en este solamente

levemente invadidas por quienes piensan y desean desaparecer las fronteras

la tenue luz intenta deslizarse por huecos controlados por dueños de fronteras

 

En los ojos de los muertos dormidos, de los dormidos en la oscuridad

y de los ciegos, en algún suicida ahorcado con la linea de una frontera

y en las puntas de las catedrales donde se vende hambre muy costosa

 

La pobre sonrisa de mi espalda cansada de picanas y planchas

subida a la bestia inconsistente de mi rostro, no es suficiente luz

no es real para tamaña oscuridad generada del impropio

 

La pobre sonrisa enferma descansa derrotada entro del cuartel

junto a la noche que reposa y la oscuridad que continua

reclamando el amanecer

 

Los conatos populares acallados, los piquetes

las manifestaciones reclamando trabajo, comida, agua, luz

por los desaparecidos, por los arrojados al río

 

En las escaleras, el pueblo duerme en San Telmo, aguardando

un respuesta impensada y solo son palos de energúmenos verdes

el capitalismo de la opulencia sigue con los estragos

los ciegos bailan pisoteando mi cuerpo negro, machucado

de noche aún, negro de risa y zapatos negros sonriendo

ellos no saben de qué se trata

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