Trazo un puente fantasioso

Entre la juventud y la experiencia

Para hurgar en la memoria

Cantos de todo tiempo almacenados.

Voces que pululaban en los acantilados

Disputándoles espacio a las gaviotas

Cuando buscaban pernoctar silenciosas

A merced de la brisa cortante de la costa.

Trazo un puente que me brinde la energía

Que hay entre mi juventud y la sapiencia

Todo lo que se basa en la experiencia

Y que pueda servirme de guía.

¡Ah!, si pudiera tener sabiduría

Para tenderlo por ambientes solitarios

Lo cruzaría de noche silbando melodías

Y contando las estrellas en lo alto.

Y si en la niebla distinguiera un campanario

De alguna aldea triste y abandonada

Rezaría con devoción un rosario

Y emprendería de nuevo mi jornada.

El puente me pide que lo extienda

Utilizando toda mi paciencia

Y si llega a ahogarme la melancolía

Que deja recordar la juventud entusiasta

Silbaré de nuevo viejas melodías

Tres o cuatro, y con eso me basta.

Allí la dejo arrumbada a los lados

No quiero lidiar con esa carga

Las penas se arrojan de costado

Para no perturbar la noche larga

La melancolía se disipa; el puente danza

Las nubes lo mecen en el aire

Puente colgante, bamboleo constante

Con todo lo que la fantasía abarca.

 

Sigue leyendo a Victor Celestino Rodríguez 

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