No esfumaste la noche

pero no importó porque

te quedaste conmigo

para ver

las estrellas.

 

No me levantaste del piso

pero te quedaste ahí conmigo

y juntos les dimos formas

a las nubes.

 

No me resolviste los problemas

pero me abrazaste tan fuerte

que ellos por primera vez

simplemente

dejaron de existir.

 

No te burlaste de mí por no poder

soportar el fuego y

me hiciste quedarme en cama

comiendo galletas

y me llevaste el té tan cálido

que casi parecía

tu corazón.

 

No me criticaste por mis tachones

los aceptaste con tanta alegría

que comencé a pensar

que no eran tan prohibidos

como siempre creí que eran.

 

No te burlaste por mi amor a las mariposas

y en cambio

me ayudaste a verlas más de cerca

a quererlas más

y a pensar que yo también

era una de ellas.

 

No mataste los monstruos

que vivían bajo mi cama

Me enseñaste a pelear contra ellos.

 

No me resolviste la vida

Me enseñaste que yo podía tener el control de ella

por mí mismo.

 

No me enseñaste a colorear

Te convertiste en

los colores.

 

No me enseñaste a conducir

Creíste en mí lo suficiente

como para que yo también creyera

y me atreviera a

intentarlo.

 

Y yo solo no sé

cómo expresarte cuánto te quiero

y por eso siempre comparto mis gomitas

y te tomo la mano

y te miro tan atentamente cuando ríes

y bailo bajo la lluvia contigo

y te invito a esperar los arcoíris juntos

y te envío fotos de mi gato favorito

y te llamo cuando no puedo dormir

y te abrazo cuando duermo

y sonrío cuando me haces feliz

son el simple hecho

de existir

porque por eso lo hago ¿ves?

 

para que entiendas que

no necesitas usar tu corona de flores

para que entienda

que eres

mi príncipe

 

para que me dé cuenta

de que me gusta

que lo seas

 

y quizá y solo quizá

para que vea que quiero

que lo seas

para siempre.

 

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