Durante los últimos años un tema recurrente en la agenda de los informativos internacionales es Venezuela, lamentablemente esta continuidad en las planas de los periódicos pocas veces es para hablar algo positivo de los caribeños y la inmensa mayoría relata alguna problemática, al grado de que, si queremos hablar de la crisis del país, tendríamos que iniciar diciendo a cuál de ellas nos referimos.

 

Si bien es cierto desde la llegada al poder de Hugo Rafael Chávez Frías en 1999, comenzamos a voltear más que nunca hacía el país para revisar su política, la verdad de las cosas es que hace seis años con la llegada del sustituto del caudillo Nicolás Maduro Moros, las tensiones se han acumulado y hoy la nación se encuentra al borde del abismo.

 

La situación actual nace de la herencia del poder que tuvo Maduro a la muerte de Chávez, donde fue de nuevas elecciones que le permitieron detentar el poder para concluir el periodo chavista hasta 2019, sin embargo, el punto de inflexión fue la estrepitosa caída que tuvo el partido oficial en las elecciones intermedias de diciembre de 2015, donde solo logró 45 diputados a la Asamblea Nacional de un total de 167, que prácticamente hacía inviable el gobierno del presidente.

Para sobreponerse a las negativas y a los varapalos que la Asamblea le asentaba casi todos los días, Maduro Moros convocó a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente en 2017, la cual detentaría todos los poderes mientras elaboraba una nueva Constitución Nacional, fue tan burda la elección que, de los 545 constituyentes, 503 son del partido en el poder Gran Polo Patriótico, los 42 escaños restantes no han sido ocupados por la oposición; la Asamblea Constituyente ha permitido al ejecutivo cambiar a los jueces y magistrados supremos del Poder Judicial, y a cualquier rastro que se oponga a sus designios, por lo que en una decisión unilateral adelanto las a lecciones a mayo del año pasado, para buscar la reelección que lo llevaría practicante sin contendientes a un triunfo, para gobernar desde principios de este año hasta 2025.

 

La oposición venezolana se ha atrincherado en la Asamblea Nacional, en donde uno de los Diputados es el Ingeniero Industrial Juan Gerardo Guaidó Márquez, quien fue electo presidente de las Mesa Directiva, en esa calidad el 23 de enero decidió en Cabildo Abierto en plaza pública ante una multitud de partidarios declararse presidente Encargado de Venezuela, con el objetivo de cesar al supuesto usurpador, crear un gobierno de transición y convocar a elecciones.

 

Las reacciones internacionales fueron inmediatas, Argentina, Barbados, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Granada, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, y el pleno de la Organización de Estados Americanos (OEA), reconocieron al autoproclamado presidente Guaidó; España y la Unión Europea han manifestado que, si el actual gobierno no convoca a elecciones pronto, lo desconocerá; Bolivia, China, Cuba, Irán, Nicaragua, Rusia, Siria y Turquía, apoyan a Maduro, los intereses del petróleo son tentadores; la Organización de Naciones Unidas (ONU), aún duerme.

 

México y Uruguay, optaron por la vía diplomática, pidiendo a los dos actores principales abran el dialogo, lo cual ya fue aceptado por Maduro Moros, esperando de ello salga un acuerdo que evite que la crisis del país sudamericano se ahonde aún más, como si ello fuera posible, el país azteca, fue más lejos y solicitó a la Asamblea de la OEA, que explique bajo que argumento jurídico contenido en la Carta del organismo, desconoce al gobierno venezolano, impecable.

 

Es indudable que la situación económica, política, y social, en el país caribeño están cada día peor, es innegable la debacle de la economía, el año pasado llegó a un millón por ciento la inflación y que el pronostico más conservador para este año es que sea de diez millones, (nunca antes visto en un país que no está en guerra internacional), el país está destrozando, los intentos por crear una moneda dura han fracaso rotundamente, hoy viven de los prestamos a cambio de petróleo futuro especialmente de China, y las compras que hasta hoy les hacia Estados Unidos, la crisis humanitaria que provoca la diáspora venezolana que se calcula llega a tres millones de personas, el diez porciento de la población, y los frecuentes estallidos sociales, de los que ya contamos al menos cinco en los últimos años, dejan una estela de muerte, en el de hoy se contabilizan 30, invita a gritos para que los promotores del actual modelo político-económico den un paso al lado.

 

México ha enviado a Nicolás Maduro lo que puede ser su ultima oportunidad de salvamento político y posiblemente de vida, le ofrece un espacio de mediación junto con la República Oriental del Uruguay, pero más importante aún, México al igual que hace casi 60 años, cuando la OEA decidió la expulsión de Cuba, pide al organismo que explique su decisión, y no es que a Venezuela no le urge un cambio, es la búsqueda de empatar lo justo con la justicia.

 

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