La ira es un gran enemigo interno que te oscurece la visión y te nubla el pensamiento, turba todo lo que existe a tu alrededor y te roba el más elemental sentido de razón y tiene varias formas de emerger:

 

  • Odio
  • Resentimiento 
  • Afán de venganza
  • Irritabilidad
  • Malos tratos

 

La persona que la alberga y no hace nada para trabajar en ello, puede llegar a volverse cruel y va sembrando discordia a su paso, muchas veces también se torna déspota, la ira crea raíces con las que te puedes acostumbrar a vivir si no la erradicas.

 

La ira es un código que puede venir en las personas desde la infancia y se acompaña con emociones negativas que se pueden volver crónicas y quienes la padecen pueden llegar a convertirse en seres capaces de cometer actos en forma impulsiva, ya que anula toda lucidez mental y arrastra condicionando su comportamiento.

 

Una característica común de una persona iracunda es que siempre va a tener un cierto grado de irritabilidad y un carácter amargo, buscando siempre excusas, pretextos y justificaciones para validar todas sus expresiones de ira sin darse cuenta de que a causa de su hostilidad se convierte en una persona odiosa e insoportable para los demás.

 

Salir airoso de esta emoción por demás dolorosa incluso para quien la padece y para quienes lo rodean, es un gran logro, aunque todos los seres humanos tenemos momentos mayores o menores de ira que nos hacen decir palabras hirientes que tal vez no se querían decir, practicar la burla mal intencionada, tomar actitudes groseras o bruscas, siempre se está a tiempo de controlar ese tipo de emociones.

 

Los estudiosos en psicología, han concluido que cuando un niño se siente incómodo, abandonado, desatendido o frustrado suele expresarse con rabia, haciendo rabietas, se vuelven niños irascibles, y frecuentemente tienen comportamientos de “berrinche” expresado con llantos o gritos que ni los padres pueden controlar.

 

Esta aversión puede ir desde un sentimiento leve de antipatía o rechazo a un desbordante sentimiento de odio, ira o rabia difícil de controlar, se perpetúa en el ego adulto y tiende a desencadenarse cuando te sientes frustrado, no obtienes lo que quieres o simplemente alguien te hace enojar.

 

En muchas personas la ira se despliega en actos que no son tan inofensivos como se quiere creer, existe la mordacidad con la que se habla, el sarcasmo, la ironía, el afán de imponer su propia justicia, la difamación, la prepotencia, etc. Y por lo general los iracundos son personas en exceso manipuladoras que quieren gobernar la vida y los actos de los demás, mostrándose incluso protectores, paternalistas siempre y cuando no se les lleve la contraria, están dispuestos a hacer todo por los otros, se muestran bondadosos pero pueden entrar en un estado de furia si uno no deja que las cosas sean como ellos dicen.

 

La ira también es resultado del miedo o temor y a veces también viene de una profunda insatisfacción u odio hacia uno mismo que se traslada y proyecta al exterior.

 

Pero hay buenas noticias! un bálsamo excelente para calmar la ira es poner en práctica la comprensión y el auto-conocimiento, que ayudará a que se trabaje psicológica y emocionalmente sobre esos sentimientos y emociones condicionadas con las que muchas veces la mente se alimenta. Es de esta manera que se puede empezar a trabajar para instalarse en una dimensión mental más estable, armónica y equilibrada.

 

Hay que recordar que cuando las emociones se repiten una y otra vez, se tornan en un férreo hábito que se hace cada vez más mecánico, por esto es necesario que eleves tu auto-vigilancia para descubrir el momento justo y aprendas a hacerte amigo de ti mismo y desde ahí con los demás.

 

Qué se puede hacer para erradicar la ira:

 

  • Practicar en forma habitual la auto-observación, sin juzgarse. Analizar en qué momento te sientes iracundo, cómo empieza a surgir esta emoción, qué la esta causando, identificar qué hizo que te alteraras.

 

  • Aprender a ser indulgente contigo mismo, aprender a perdonarte a ti y a los demás, conciliar y superar el rencor en todas sus formas.

 

  • Tomar una actividad artística, bien sabemos que el arte es el antídoto contra cualquier sentimiento o emoción mal habida.

 

  • Practicar algún deporte no competitivo, una actividad de servicio social, re-descubrir la naturaleza que te rodea, practicar yoga, meditación.

 

 

Según la mitología hindú ”El Ser humano puede aprender a ser tan sabio como el Dios Shiva y transformar el veneno en néctar”. Entonces ¿Porqué no utilizar esta energía para tu crecimiento y desarrollo? Hay un adagio antiguo que reza: ”Hasta en la nube más oscura hay una hebra de luz” – la compasión es la hebra de luz que puede blanquear e iluminar toda la nube…

 

 

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