Siempre me ha encantado la polémica que se genera cuando uno usa las palabras sin miedo y bien pronunciadas, hablar de sexo, aun hoy, es un generador de incomodidad en algunos grupos, sobre todo en países de doble moral o profundamente religiosos, pero ¿qué miedo tenemos a hablar de sexo?, a admitir nuestra sexualidad, a simplemente vivir de acuerdo a nuestros deseos y pasiones.
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