Ante demiurgos de sabores, se los oían. Destempladas sensibilidades se deshacían hasta rehacerse, se desoían hasta reoírse siempre vístamente álmicamente. Ante sabor de almas, se oía, se reoía; se oían sabrosamente reoilliciones, oiciones, de aquellos demiurgos. Delante de sabores ¡oigo! almas reoyendo, oyéndose precláricamente sabor de oídos. De audiciones, de auditivas sensaciones; y con audición en paladares. Enfrente del sabor ¡oigo! un alma reoyéndose, oyéndose claramente con sabores para oídos. Delante de sabores ¡oigo! demiurgos de sabores, de un sabor que se oye. Ante sabores de un alma que era todas las almas se oía y reoía, se oían y se reoían. Reoían y oían, se reoía y oía cada sensibilidad dejando, aislando, desamparando otras sensaciones. Dejando, en aislación y en desamparo, dejando siempre dejando vista, olfato y tacto, dejando, aislando, desamparando otras sensibilidades y sensaciones. Vista, olfato y tacto; vistas de los olfatos que táctilmente, como en aquellos demiurgos, se los oían, se los reoían.

 

Sigue leyendo a Federico Laurenzana

 

No Hay Más Artículos