Descubrí mi homosexualidad a los 8 años, me abrí al mundo, caminé, me estrellé, me impacté, me encontré en un mundo cambiante con sensaciones novedosas para mi vida, hoy tengo 30 años, me encuentro hipotecado, sin una carrera universitaria, en un trabajo monótono y que poco me da esa luz que necesito para vivir, hoy he decidido gritarlo y hacer un parón en mi vida, necesito sacar todo lo que he guardado por años y que debe vaciarse para que no exista más como una tensión y me permita avanzar.

 

Prematura crisis

¡Ahora a mis 30 años! ¡Justamente cuando más cerca de los 90’s volvemos a estar! ¿Te acuerdas? Cuando la fiesta es más divertida, nos volvemos a sentir joviales, hay una sensación de renovación brutal en las calles, es la era de las “start-ups”, todo está por descubrir y sea dicho, la droga es como los “likes” de nuestras redes sociales, están al alcance de todos.

 

Hablando con el cuerpo del dolor

Hablando con el cuerpo del dolor

Dicen que no hemos alcanzado la madurez espiritual necesaria, en contra de ello, existen las tendencias emocionales, aquellas dosis de felicidad al ejercer una actividad colectiva de una manera determinada en oleadas cambiantes y variopintas, aeróbicas y anaeróbicas, psicología barata donde buscamos satisfacción en consejos de nuestros siempre amigos los “coaches” en busca de mantenernos motivados, iguales, exitosos, constantes, seguros, dueños de nuestra vida. Creamos nuestro bienestar, nuestro propio entorno ideal y perfecto. Recordando que pienso y luego existo.

 

“Mi propio cuerpo ha pedido desde siempre un grito liberador”.

 

En un curso de verano de natación, era un niño sobreprotegido por una familia consciente y piadosa del acontecimiento, el aquel entonces “Ferranet” entraba con plena libertad a un vestuario masculino y encontraba olores y formas que le incomodaban. Recuerdo ese ambiente húmedo con todo detalle, mi primera orgía de sensaciones, el perfume putrefacto, vaporoso y alarmante del gentío en las duchas me paraba en el tiempo y encontraba notas que me taladraban el cerebro. La pre adolescencia había llegado, los cuerpos habían cambiado, el mío por igual. Mis ojos se abrieron por completo. Recuerdo el sudor, la inconformidad, y no entendía nada, no quería participar en ello. ¿Dónde quería mirar? no podía… el motivo me hacía sudar más que el hecho.

 

La desdichada experiencia continuaba, no tengo recuerdos del tiempo, aquel sol radiante se mantuvo encima de mí todo el tiempo. Encontré a mi grupo de natación, los crustáceos. A los niños gordos, los asmáticos, los retardados, los larguiruchos, los apáticos, los que no tenían resistencia, nos ponían en aquel grupo.

 

Hablando con el cuerpo del dolor

Hablando con el cuerpo del dolor

Más tarde, nadando, entrando y saliendo de la piscina, resbalé, me contusioné la cabeza y perdí el conocimiento. Al despertar me di cuenta que estaba siendo atendido por una esbelta socorrista, rubia, joven y en un bañador rojo tapado por una camiseta, corta, ancha, sin forma y sensual, me abracé a ella. Detrás, su compañero entró en mi campo de visión, sin camiseta, estaba mojado, él me había sacado del agua, y aun contusionado ese chico me hizo tener una erección con solo mirarlo y me asusté tanto como deseaba seguir en esa escena. Mi primera vez.

 

A él mismo, me lo volví a encontrar desnudo en las duchas más tarde, bajo el agua y el jabón, quiso tocarme el chichón, el golpe que llevaba en mi cabeza era prominente. Yo no aguantaba más presión, todo aquello me estaba superando, salí corriendo, con el jabón aun en mi piel me sequé y me vestí y me fui donde mi madre me esperaba.

 

Ese día saludé a una voz en mi interior, o al menos así la quise llamar, ya que todo lo que aprendí se esfumaba en el viento y empezaba una cruel confrontación que me llevó a dudar sobre mi propio ser, lo que era hasta el momento, mi condición sexual era diferente.

 

Aparqué todo eso, lo dejé olvidado y quise seguir con mi infancia, ahora con nuevos poderes. Complicado se volvió que más adelante de manera natural no pudiera vencer mi propia naturaleza. El error es constante y aquí sí, aquí entra lo divertido. En este punto se desarrollan nuestros sentidos, es en este momento donde todo es cambiante y todo tu entorno se vuelve más importante que nunca, eres más vulnerable.

 

Mirémoslo desde otro prisma, hay energías positivas y negativas y también hay sentimientos positivos y negativos, ¿verdad? ¿Recordáis el significado del símbolo “Gin y Jan”? ¿Te has sentido familiarizado con él alguna vez? Resultará gracioso, parecerá un chiste, una gracia maldita. Que de todos los fetos malnacidos de los monstruos que envuelven y perturban la mente de todos los puñeteros seres de la tierra, sea cuestión de suerte, de una anécdota, de un segundo que, un suceso que acata tan breve tiempo en la vida sea capaz de discriminar el dolor.

 

Durante mucho tiempo he creído en la existencia del destino, la casualidad siempre nos parece demasiado estúpida, pero más estúpido es descubrir en el futuro los errores del pasado y darte cuenta que el único error es tu conducta como “Ser”.

 

“Esto me lleva a nosotros, por esta vez quiero aparcar el destino y el pensamiento, quiero disfrutar de mí, de mi entorno y la gente que llega a mi vida”.

 

He trazado un plan, quiero escribir algo íntimo, quiero arrancar las palabras más sinceras de la gente, quiero encontrar el punto de inflexión, descubrir cómo han descubierto la pasión y el amor por existir y han dado rienda suelta a su imaginación, siempre libre y joven. ¿Alguna vez has conocido o estado cerca de alguien que piensas que es un héroe? ¿Que lo abarca todo? Narices yo a un montón, han estado ahí siempre.

 

En esta era donde el frenesí de la globalización nos separa de la naturaleza de nuestro entorno, donde nuestra vulnerabilidad es mayor quiero creer que yo también soy capaz de caminar sobre las aguas turbias sin dejarme caer.

 

¡Quiero parar aquí, no encuentro otra manera de salir de la confusión!

 

¿Hacía donde me lleva esta crisis? ¿Cuál es la razón por la que mi mente bombardea recuerdos del pasado? Sigo sin entenderlo, me vienen muchos más, me culpabilizo con cada uno de ellos sintiendo que mis emociones necesitan un nuevo orden, es aquí donde empieza mi historia.

 

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