Últimamente he aprendido mucho sobre el apego. Creo que el conocimiento sobre este sistema conductual, cuya función principal es la de mantener cercanas a las figuras de referencia en lo afectivo y emocional, es muy interesante para el manejo de nuestras emociones, ya que, aunque es una teoría, la del apego, muy trabajada en lo que respecta a la infancia y la relación de los niños/as con los padres, tiene enorme implicaciones en la edad adulta, y especialmente en como construimos los vínculos afectivos dentro de la relación de pareja.

El sistema del apego como ya hemos referido, trata de conservar a las personas con las que nos vinculamos afectivamente. Cuando todo está bien y el vínculo es sano y equilibrado, este es un sistema que nos permite desarrollarnos y evolucionar de manera mucho más funcional en nuestras vidas, ya que como seres humanos, precisamos de ese afecto, de ese vínculo con otros para poder subsistir. De hecho, a nivel de especie, este es un sistema clave para nuestra supervivencia.

Ahora bien, es este un sistema tan poderoso, que puede generarnos problemas, cuando lo que trata de conservar son vínculos insanos y/o perjudiciales para nosotros. ¿Por qué? Porque desplegará todo tipo de “trampas” mentales que pueden provocar el que nos sumerjamos en una situación de apatía, tristeza y/o desgana, fruto de la pérdida y/o ausencia de alguien, que, precisamente, no era la persona que mejor nos trataba o que cuidó de nosotros/as como debía.

Pero al apego le da igual. A través de representaciones mentales, del recuerdo distorsionado, de manipulación de la realidad vivida, el sistema de apego lanzará todo su arsenal contra nosotros/as, porque su objetivo es mantener sí o sí, a toda costa, a la persona amada cerca nuestro. Él no analiza otras cuestiones, ni tan siquiera la realidad del trato, porque no le corresponde. Solo se focaliza en mantener el vínculo. Y si no se lo damos, si no lo tiene, hará que nos sintamos mal, a través de tretas y argucias varias, para tratar de recuperar ese vínculo, a esa figura de apego, haya sido o no tan idílica cómo el apego nos la representa.

¿Qué debemos hacer si somos “víctimas” del apego? Tratar de contrarrestarlo con la realidad. Una buena fórmula, si consideramos una situación de ruptura y/o abandono en la pareja, es tratar de recordar y plasmar negro sobre blanco, todas aquellas situaciones en las que esa persona no nos trató bien, o hizo que nos sintiéramos mal. Si sentimos que evocamos un recuerdo idealizado sobre esa persona, por ejemplo una declaración amorosa y/o afectiva que quizás nunca sucedió, o que si sucedió, no sucedía ya hace mucho tiempo, lo que debemos es enfrentar esa distorsión cognitiva con un recuerdo realista, sobre cuál era la realidad de la situación en los últimos tiempos, que quizás, tan idílica no era.

¿Qué beneficios produce esta confrontación con el sistema de apego? Tener una visión más realista de las situaciones vividas en lo afectivo, tener un mejor y más efectivo control emocional, disminuir la ansiedad por la separación, así como aumentar nuestro estado de ánimo.

Lo importante de ser conscientes de cómo opera este sistema de apego, entender los beneficios que nos provee cuando el vínculo que trata de salvaguardar es funcional y positivo, y aprender a enfrentarnos a él, cuando lo que trata de mantener es un vínculo nocivo

 

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