El México de afuera, ayer y hoy

Convocado por el Grupo de Educación de la Iniciativa US México, el 12 y 13 de septiembre pasado tuvo lugar en la Casa de California en México, un importante seminario binacional que, con el título “Los estudiantes que compartimos”, analizó el desafío que implica para los sistemas educativos de ambos países, atender las necesidades de los estudiantes que cursaron parte de sus estudios en Estados Unidos y se encuentran ahora insertos en el sistema educativo mexicano, o viceversa, y también a aquéllos que cursan estudios en ambos lados de la frontera.

estudiantes4-48Hoy, se estima que más de 500,000 estudiantes, principalmente de educación elemental, secundaria y preparatoria, están o han estado expuestos a dos sistemas educativos diferentes, con currícula muy distintos; tratando de aprender en dos idiomas y viviendo experiencias socio-culturales de dos países. Son alumnos binacionales, muchos de ellos nacieron en Estados Unidos y sus padres, retornados o deportados, los trajeron a México. Otros son niños y jóvenes mexicanos de los estados fronterizos que asisten por períodos a las escuelas “del otro lado”; los menos, – pero igualmente importantes- son los llamados “los Otros Dreamers”, que no accedieron al programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia ( DACA, una de las acción ejecutivas del Presidente Obama sobre Migración), por lo que retornaron, o bien, fueron deportados,  y ahora están pasando un verdadero calvario para acreditar sus estudios e insertarse en el sistema educativo de nuestro país.

“es imperativo flexibilizar los mecanismos de acceso a las escuelas y adecuar las evaluaciones para su ubicación en el grado correspondiente evitando el retraso en su trayectoria escolar”

El reto es mayúsculo y sumamente complejo: incluye niños y jóvenes de distintas edades y género, con diferentes grados de estudio, con problemas en el manejo del idioma y dispersos en varios estados de la República Mexicana o de Estados Unidos; no se cuenta con maestros capacitados, ni para atender sus necesidades educativas de manera que logren el éxito escolar, ni para aprovechar los conocimientos y habilidades que estos niños y jóvenes tienen – imagínenselos enseñando inglés aquí,  o español, allá, a sus compañeros-; es indispensable brindarles apoyo para superar el bullying de que son objeto porque no hablan bien el idioma, o sólo lo hablan pero no lo leen y escriben; es imperativo flexibilizar los mecanismos de acceso a las escuelas y adecuar las evaluaciones para su ubicación en el grado correspondiente evitando el retraso en su trayectoria escolar -basta de exigirles que recién llegados sepan historia y geografía de México o de Estados Unidos, por ejemplo-; se requiere también establecer requisitos de acreditación de estudios pertinentes a este heterogéneo grupo de estudiantes, así como crear sistemas de homologación de estudios;  urge una mayor investigación sobre las distintas aristas de esta problemática, así como sobre las experiencias que estos niños viven y las expectativas que tienen, y por supuesto, resulta imperativa una mayor colaboración entre los sistemas educativos de ambos países. Ni el sistema educativo mexicano ni el estadounidense están preparados, hoy por hoy, para hacer frente a ésta, una de las implicaciones menos estudiadas del fenómeno migratorio.

estudiantes2-49Celebro por ello este Simposio Binacional y el apasionado y esmerado esfuerzo de la Dra. Patricia Gándara, de la Universidad de California, quien hace 6 años llevó a cabo el primero de estos encuentros y hoy logró reunir junto con otras siete instancias de México y Estados Unidos, a investigadores y académicos,  a representantes de organizaciones sociales, así como a funcionarios y legisladores mexicanos y estadounidenses, para actualizar la información sobre este tema, conocer los resultados de investigaciones que se llevan a cabo y plantear soluciones y propuestas de políticas públicas pertinentes.

estudiantes2-50El problema no es nuevo, pero sus características han variado en el tiempo. Durante muchos años, los trabajadores agrícolas temporales han ido al “otro lado” siguiendo las cosechas, muchos indocumentados y otros con visa H2A; algunos solos y otros, cuando la circularidad era una de las características de la migración entre los dos países, acompañados con sus familias; ahora con hijos, si nacieron en Estados Unidos. Así, los estudiantes migrantes binacionales pasan parte del ciclo escolar en cada país: de mayo a noviembre “del otro lado” y el resto del año en México, donde era frecuente que se les negara la inscripción por ser tardía o, aún ahora, se les ubica en grados inferiores, en fin. Estos alumnos viven o han vivido la misma historia de los retornados de hoy y de los estudiantes fronterizos.

“Arlene Dorn, una profesora estadounidense de Watsonville Ca. detectó esta situación y luchó por sensibilizar a las autoridades educativas de los dos países para encontrar soluciones”

Por años, este fenómeno fue invisible para las autoridades de ambos países, hasta que a mediados de los años setenta, Arlene Dorn, una profesora estadounidense de Watsonville Ca. detectó esta situación y luchó por sensibilizar a las autoridades educativas de los dos países para encontrar soluciones a la desventaja educativa que viven estos estudiantes. Muchos fueron sus logros – de los que hablaremos en otra ocasión- pero hoy, el problema persiste y se ha visto agravado con los miles de alumnos retornados que han llegado a nuestro país, muchos de los cuales tienen la expectativa de regresar a Estados Unidos, por lo que ambos países deben unir esfuerzos para brindar una educación continua y de calidad a estos estudiantes. Tienen el derecho, y de ello depende que sean mejores ciudadanos, en uno u otro país.

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