EL MÉXICO DE AFUERA, AYER Y HOY

En un contexto caracterizado por sentimientos antiinmigrantes y antimexicanos, exacerbados durante la campaña del ahora presidente electo, Donald Trump, y con la amenaza de una deportación masiva que puede afectarlos y dividir a sus familias,  los inmigrantes latinos en Estados Unidos celebrarán a La Guadalupana  a lo largo y ancho de la Unión Americana.

Fervor Guadalupano allende la frontera

Fervor Guadalupano allende la frontera

08 es más que un símbolo religioso, parte intrínseca de nuestra identidad cultural, y esto es válido para todos los mexicanos, los de “acá de este lado” y los que, allende la frontera norte, han mantenido el culto a la   Guadalupana desde hace ¡más de dos siglos!.

Sí, el 12 de diciembre de 1755, tuvo lugar la primera celebración a la Guadalupana en la Villa de San Fernando, hoy ciudad de San Antonio, Texas, fundada por los colonizadores españoles y en cuya tierra han ondeado a través de la historia las banderas de España, México, la República de Texas, Estados Unidos, los Estados Confederados de América y, nuevamente, desde 1845, la de Estados Unidos. Ahí,   los primeros pobladores de ese territorio consagraron a la Virgen de Guadalupe la ahora Catedral de San Fernando, e hicieron votos por celebrarla cada año.

Por casi cien años, los festejos principales de la temporada de fiestas en San Antonio eran los de la Guadalupana, fecha en que la plaza entera frente a la iglesia se llenaba de puestos de toda clase de vendimias y los juegos artificiales complementaban los ritos religiosos en la iglesia decorada por las mujeres de la congregación, y las procesiones se encabezaban por la Virgen Morena lujosamente vestida para la ocasión.

A raíz de la Independencia de Texas esa fiesta dejó de ser la marca del pueblo en su conjunto, para convertirse en el sello distintivo de un grupo étnico y culturalmente diferenciado, los texanos de origen mexicano e hispano, cuyo apego por sus tradiciones, religiosidad y herencia cultural resistió los embates de la creciente población angloamericana, que no sólo les restó influencia política en su propio territorio, sino que trató a toda costa de imponerles sus costumbres y religión. El esplendor de la fiesta Guadalupana decreció, pero no así el fervor de los parroquianos de San Fernando, quienes siguieron celebrando a su Patrona.

Desde 1914, los festejos a la Virgen Morena retomaron poco a poco su antiguo esplendor. El 11 de diciembre se hacia la procesión de las rosas y al día siguiente la procesión de las luces, precedida por las tradicionales “mañanitas a la Virgen”. Rosas y velas, misas, himnos Guadalupanos, repicar de campanas, cohetes, sermones en español, representaciones de las apariciones a Juan Diego y, por supuesto Banderas de México por todos lados, hicieron que el diario La Prensa, de San Antonio, reportara el 12 de diciembre de 1928: “El día que el culto a la Virgen de Guadalupe desaparezca, la noción de pertenencia a la nación mexicana desaparecerá también”.

Fervor Guadalupano allende la frontera

Fervor Guadalupano allende la frontera

Hoy la Virgen de Guadalupe es la imagen más respetada por los mexicanos, mexicano-americanos e hispanos en Estados Unidos. Es la impronta de una migración ininterrumpida y multigeneracional. Igual que su imagen fue enarbolada por Miguel Hidalgo y después por Zapata, lo hizo el líder campesino César Chávez y lo hacen hoy los jóvenes activistas de origen mexicano. La encontramos en cada casa, en los parabrisas o en las defensas de sus autos;  en las hebillas de los cinturones de campesinos o jornaleros; en las medallas que llevan al cuello las  mujeres y las hijas de inmigrantes que las portan como un símbolo de su fe y su identidad. Es el símbolo que los une, por encima de nacionalidades y razas, un símbolo de cohesión de grupo y de legitimación étnica.

De ahí que este 12 de diciembre, más de 52 millones de hispanos o latinos celebrarán a la Virgen Mestiza,  junto con italianos, irlandeses, filipinos y otros católicos en el vecino país del norte. Lo harán en la Catedral de San Fernando, en San Antonio (Texas), como acostumbran sus feligreses desde hace 285 años, pero también en la Catedral de San Patricio, en el corazón de Manhattan, en Nueva York, y en la Iglesia de San Pedro en esa misma ciudad; Lo harán también en California, entre otras, en la Catedral de Los Ángeles, donde se encuentra una reliquia autorizada de la tilma de San Juan Diego con la imagen de La Morenita, y en la Iglesia de la Plaza Olvera, donde se le venera desde hace 80 años; Chicago también estará de fiesta y en su santuario de Des Plaines, al noroeste de Chicago, se encenderá, como es su tradición, la “Antorcha Guadalupana” cuyas replicas se llevan luego a todas las parroquias de Illinois; ahí se representará también la obra teatral “La Virgen de Guadalupe Dios Inantzin, creada la compañía de Teatro Latino y el director mexicano José Luis Valenzuela: un buen ejemplo de los vínculos que existen entre los mexicanos “de allá” y los de “acá de este lado”.

Ojalá la Guadalupana brinde a los latinos la cohesión y la fuerza necesarias para resistir los embates que enfrentan ahora y, a nosotros, los mexicanos “de acá de este lado”, la firme determinación de responderles solidariamente y de encontrar en la adversidad el motivo de unión para defender nuestra patria.

 

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