EL MÉXICO DE AFUERA, AYER Y HOY

Dicen que “no hay mal que por bien no venga” y esto aplica a las comunidades mexicana y mexicano-estadounidense en su relación con México.

Los Gorras Blancas

Los Gorras Blancas

Debido al racismo y al patrón de discriminación, marginación y subordinación de los mexicanos en Estados Unidos, establecido desde 1848, y que prevales hasta la fecha, esas comunidades no fueron asimiladas del todo y han continuado sus luchas por lograr una igualdad de oportunidades en aquel país. Esto, aunado al flujo migratorio desde nuestro país, motivó que esa población conservara elementos de su identidad mexicana y vínculos con el México “de acá de este lado”.

Otra hubiera sido la historia si los pobladores originales, sus descendientes y los que han ido llegando desde entonces, hubieran encontrado condiciones equitativas para su proceso de asimilación a la sociedad dominante y respeto a sus derechos humanos y civiles: México no estaría ya ni en los recuerdos ni en los sentimientos de esa comunidad.

Retomemos el inicio de esas luchas. Además de respuestas individuales ante las injusticias que vivieron los pobladores de esas tierras que perdió México en 1848, como vimos en el artículo anterior de este espacio, hubo también en esos años respuestas colectivas en todo el sudoeste norteamericano. Entre otras, sobresale el levantamiento de los llamadas Gorras Blancas, que lucharon en Nuevo México desde 1889 y por más de una década, contra las estafas, los despojos y por la defensa de sus costumbres. En su plataforma decían que estaban en contra de la discriminación racial y por un voto libre y honesto. A principios del siglo XX muchos de sus miembros se incorporaron a la lucha política estatal y nacional. Pese a que no alcanzaron sus objetivos, los Gorras Blancas fueron parte de uno de los movimientos de resistencia más enérgicos del siglo pasado, que inspiraron sin duda expresiones de descontento en años subsecuentes.

La resistencia historica de los mexicanos en EUA

La resistencia historica de los mexicanos en EUA

Otros esfuerzos de autodefensa frente a los imperativos asimilacionistas de la sociedad dominante empezaron a aparecer también apenas concluida la guerra del 47, dando lugar a la creación de organizaciones mexicano-americanas que luchaban por mantener su cultura y su identidad y exigían respeto a sus derechos. Estas organizaciones evolucionaron poco a poco hacia las Sociedades Mutualistas o Sociedades de Ayuda Mutua, que además de impulsar la pertenencia cultural y la identidad étnica, siguiendo el modelo de las sociedades de ayuda mutua formadas por inmigrantes europeos, proveían a sus afiliados servicios de salud, seguros de vida, préstamos, actividades culturales y, en ocasiones, pugnaban también por los derechos políticos y laborales de la población mexicana. Tal es el caso, por citar un ejemplo, de la Sociedad Hispano-Americana de Beneficencia Mutua, creada en Los Ángeles en 1875, que fue una de las más exitosas en el desarrollo de actividades culturales y en la organización de las festividades mexicanas, como el 15 de septiembre y el 5 de Mayo, conmemoración convertida actualmente en la fiesta popular más importante de los latinos. Esta organización, al igual que muchas otras de su género, cumplieron una función relevante para mantener la cohesión cultural de los mexicanos y mexicano-americanos, reforzando su orgullo étnico.

Hacia finales del siglo XIX había docenas de sociedades mutualistas formalmente establecidas en toda la región y siguieron proliferando casi en cada barrio mexicano hasta las primeras décadas del siglo XX. Cada uno de los actuales estados del sudoeste cuenta con ejemplos notables de este tipo de organizaciones, las cuales jugaron un papel crucial durante el período de la Gran Depresión, época en la cual apoyaron a las familias afectadas por las repatriaciones de mexicanos ordenadas por el gobierno estadounidense.

En términos de la capacidad organizativa de la población que conforma el México de Afuera, justo es reconocer que las sociedades mutualistas constituyeron no sólo el antecedente, sino la inspiración para el posterior desarrollo de las organizaciones mexicano-americanas, de las que hablaremos en otro momento.

Conviene subrayar que el estudio de la historia de los mexicanos en Estados Unidos debe ir aparejado con un cuidadoso análisis del papel que el gobierno y la sociedad mexicana desempeñaron a su vez durante este primer período de la vida de los mexicanos a los que la frontera cruzó. Sólo así podremos entender la compleja relación que ha existido entre nuestro país y las comunidades mexicanas y de origen mexicano en Estados Unidos.

 

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