Relación entre la comida y las emociones

Importa lo que comemos, cuando lo comemos, cómo lo ingerimos y el estado de ánimo en el que lo hacemos. Esto establece una relación directa entre el cerebro y el intestino, denominado también el segundo cerebro, que desencadena un bucle: lo que comemos puede mejorar nuestro estado de ánimo y al mismo tiempo, nuestro estado de ánimo puede influir en lo que comemos. A nivel neurobiológico, existen combinaciones hormonales que inciden en el grado de felicidad y de placer que podemos sentir, esto explica que al comer determinados alimentos podamos sentirnos mejor, dormir más plácidamente, etc.

 

Las hormonas de la felicidad

El cuerpo humano necesita activar determinados neurotransmisores para producir las denominadas hormonas de la felicidad que son la serotonina, las endorfinas y la dopamina. Cada una de ellas tiene una misión que regular:

La Dopamina es la hormona de la motivación, está asociada al placer que nos da comer. Se relaciona con las funciones motrices, las emociones y los sentimientos de placer, aumenta la presión arterial e inhibe la producción de prolactina en la lactancia.

La Serotonina es la hormona que regula el estado de ánimo, el sueño, el apetito y el deseo sexual y está asociada a alimentos que contienen triptófano.

Las Endorfinas son las hormonas de la felicidad o de la alegría,  tienen como principal acción bloquear los detectores del dolor en el cerebro.

A través de la alimentación podemos intervenir y activar la producción de estas sustancias que tan bien nos hacen sentir.

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Alimentos que aumentan las hormonas de la felicidad

Niveles altos de serotonina, endorfinas y dopamina provocan una sensación de placer y bienestar en las personas.  El cuerpo puede activar de forma natural la producción de estos neurotransmisores, no obstante, también podemos ayudar de forma consciente a producirlas mejorando nuestros hábitos (alimentación, deporte, autoconomiento y control emocional), teniendo en cuenta que los neurotransmisores no actúan de forma aislada, si no inter-relacionándose.

 

Dopamina y la saciedad

Cuando comer es un placer, estamos produciendo dopamina y su cantidad podría ser proporcional al placer que sentimos comiendo. Se libera en el núcleo estriado dorsal del cerebro y parece existir una relación entre el número de receptores para la dopamina que hay en esta zona y la obesidad. Las personas que tienen mayor número de receptores, sienten antes la sensación de haber saciado su placer comiendo y dejan de comer. En general, la densidad de los receptores es menor en las personas obesas.  La Dopamina también está muy relacionada con la motivación, aquello que nos impulsa a hacer algo. A más dopamina, mayor motivación. Por tanto, la cantidad de dopamina que liberamos depende de muchos factores:  el tipo de alimento, cuanto más apetitoso, más dopamina liberamos; el momento de ingerir el alimento, se libera más dopamina al empezar a comer que cuando ya estamos medio satisfechos.

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Serotonina y el estado de ánimo

Cuando nos sentimos bien, no tenemos ansiedad, el estómago recibe los alimentos y los procesa mejor.  La serotonina aumenta los niveles de tolerancia al dolor, reduce la irritabilidad y mejora la cantidad y la calidad del sueño. Podemos estimular su producción con cualquier actividad que nos produzca placer y con alimentos ricos en triptófano (pavo, pollo, queso, pescado,  huevos, tofu, semillas de ajonjolí y calabaza, maní y mantequilla de maní, pasta y arroz (integrales preferiblemente), leche descremada, soja, etc.) El triptófano es un aminoácido que ayuda a producir la serotonina (el cuerpo humano no lo produce, por eso hay que consumirlo en la dieta).  Sin embargo, para sintetizar serotonina, el cuerpo necesita además de triptófano, ácidos grasos omega 3, magnesio y zinc.  Por tal motivo, alimentos ricos en magnesio como los plátanos, las nueces, las legumbres, las verduras y el germen de trigo, también son considerados antidepresivos naturales, ya que actúan favorablemente, para el aumento de la serotonina.

Una dieta rica en carbohidratos puede aumentar los niveles de triptófano y acelerar así la producción de serotonina, mientras que algunas dietas ricas en proteínas en las que abundan sustancias como la tirosina, leucina, etc., pueden reducir el nivel de la serotonina. El cerebro sólo puede absorber triptófano si se combina con carbohidratos, que luego se transforma en azúcares. Por eso muchas veces, en casos de estrés o frustración, el cuerpo “pide” un estímulo de carbohidratos, como un rico pastel o una pizza. Un nivel adecuado de azúcar en la sangre asegura en buen humor.

 

Endorfinas y el placer de comer

Las endorfinas son conocidas como las hormonas de la felicidad o la alegría, son responsables de los estados de calma, alegría y la sensación de enamoramiento. Tienen la capacidad de actuar en el cerebro para disminuir la ansiedad y aumentar la sensación de bienestar. Influyen en el apetito, la liberación de hormonas sexuales y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Hechos como disfrutar el color, la textura, el aroma y el sabor de ciertas comidas estimula nuestro cuerpo en diferentes sentidos y produce una experiencia sensorial que incrementa los niveles de endorfinas.  También se las asocia con el hambre de las anoréxicas, las adicciones. El chocolate o el guaraná y los alimentos picantes, gracias a la teobromina, puede aumentar sus niveles.

 

Equilibrio entre comida y emociones

Es fundamental comprender que la comida no es la única solución a los problemas, sino un medio para sentirnos mejor y equilibrar nuestro organismo.  Aprender a comer es básico para que no se convierta en un acto de ansiedad, una vía de escape, una ocupación para el aburrimiento o evitar enfrentarnos a las situaciones del día a día. Comer ha de ser un placer y el cuerpo ha de ser mirado como una maquinaria cuyo mecanismo hemos de conocer, de ese conocimiento dependerá el perfecto funcionamiento de la misma. Sabiendo que somos cuerpo y alma, indivisible hasta que morimos, hemos de comprender la relación que existe entre lo que sentimos y lo que ingerimos.  Este conocimiento no solamente nos hará sentir mejor, si no que nos proporciona una herramienta realmente muy útil a utilizar en el día a día para potenciar nuestra energía, vitalidad y felicidad.

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Qué es el “Mood Food”

El “Mood Food” es un movimiento de base en Estados Unidos y Japón, dedicado al estudio de los componentes de los alimentos y determinar aquellos que provocan en el ser humano un estado de buen humor, clave para la salud.  Su objetivo es que la alimentación sea un medio para lograr la felicidad mundial.

Según Miguel Ángel Almodóvar, autor del libro “La cocina de la felicidad”, si antiguamente se asociaban determinados alimentos al vigor físico, la paz de espíritu, el mayor rendimiento intelectual o la alegría de vivir. Ahora se ha probado que influyen en el estado de ánimo, controlan la ansiedad y el estrés, evitan la melancolía y alejan el peligro de la depresión.  Salvo alguna intolerancia o alergia alimentaria, cualquier persona puede seguir la dieta de la felicidad propuesta en este libro, en el que, por cierto, se propone el aceite de oliva como una de las grasas más beneficiosas que podemos consumir.

La alimentación unida al ejercicio físico y a los pensamientos positivos son las llaves de la felicidad.  En estos tiempos de crisis en los que nos estamos acostumbrando a escuchar tantas noticias negativas, no estaría de más darle un giro a la situación y permitirnos, aún así, ser felices. Y tú…ya tienes las claves para conseguirlo!

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