En la bifurcación de caminos, a él le ha tocado el malo, el cual es mucho peor cuando piensa en el bueno que estuvo a punto de alcanzar, en el que creía poder transitar hasta que todo se torció.

El camino malo, en donde se encuentra, es el de la estéril espera, que mina las ilusiones y las esperanzas. Perdido en solitario, en una zona desconocida, consumiendo sus ánimos a la vez que sus energías en fría penumbra.

El buen camino es en el que la encontraría a ella, con la luz de su corazón resplandeciendo, y en el que de su mano iniciaría un recorrido de ilusión, calor, y amor.

Desde el mal camino, él busca sin encontrar la senda en la que poder acceder al bueno, con ella, aunque por mucho que camine, por mucho que corra, nunca parece llegar a ningún lugar. Felicidad evaporada, pesar incrustado.

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