Debo reconocer que hace menos de tres meses, personalmente era de los más escépticos que se logrará una salida del Reino Unido de la Unión Europea de la forma tersa en la que todo parece indicar se dará el próximo 31 de octubre.

El referéndum de salida de los británicos de la unión supranacional, aquel 23 de junio de 2016, ya le costó el cargo al entonces Primer Ministro David William Donald Cameron, que convocó a la consulta, pensando que ganaría fácilmente, por lo que la derrota de la propuesta europea, lo llevó a dimitir a favor de Theresa Mary Brasier (May), quien desde julio de hace tres años tuvo como principal consigna, sacar a Albión del pacto, con el menor de los daños posibles para ellos; en un inicio se pensó sería una segunda dama de hierro, como en su momento lo fue Margaret Hilda Thatcher, sin embargo el calor de las negociaciones y sin duda las intrigas palaciegas de Westminster la fundieron, el último intento serio que hizo para ello, el Plan de Damas, recibió una pésima acogida en el parlamento, al grado que de inmediato provocó la renuncia de cuatro ministros de la línea más dura y radical, por lo que era imaginable la derrota de la propuesta, pero no la contundencia, la que ha llegado a ser el varapalo más grande que un Primer Lord del Tesoro del Reino ha recibido, de un total de 650 representantes, 432 votaron en contra y 202 a favor, una diferencia de 230 votos y eso que los 7 irlandeses no asisten a las sesiones, por negarse a jurar el cargo ante la Reina.

A partir de ese momento fue un alma en pena en el número 10 de downing street, era la crónica de una muerte anunciada, tenía que dejar el cargo, y así fue, a partir del 24 de julio de este año, tomo protesta en el encargo, Alexander Boris de Pfeffel Johnson, quien ya había sido durante siete años alcalde de Londres y Ministro de Asuntos Exteriores, pero con una personalidad, que al menos para quien esto escribe, no se merece el país con la sexta economía del mundo.

Si bien es cierto, aun el capitulo no se cierra, especialmente en la zona de Westminster, la verdad es que el haber logrado un acuerdo en principio con los representantes de la organización, ya es algo que se debe de reconocer, cuando el presidente del Consejo Europeo que es el máximo organismo político de la Unión Europea, en donde confluyen los jefes de Estado de los hasta ahora 28 países miembros, el ex primer ministro polaco Donald Franciszek Tusk, anunció el cierre de negociaciones exitosas, muchos fuimos sorprendidos.

En estricto el acuerdo alcanzado, es muy parecido a los que Theresa May presentó en su momento a los diputados británicos, y que como hemos dicho, le rechazaron aun los miembros de su mismo grupo parlamentario; mercado común de bienes, máxima cooperación posible en materia de defensa, facilidades de movilidad de los ciudadanos, y un acuerdo flexible para los servicios; lo que Boris Johnson puso en la mesa y aceptó además de lo anterior, fue el estatus de Irlanda del Norte, en la que se acuerda no tenga fronteras con Irlanda, y si bien estará en el mercado común de Gran Bretaña, continuará alineada a la Unión Europea, lo que significa, que las verificaciones comerciales que desee hacer Londres, tendrá que hacerlos en el mar del Estrecho de Moyle, por su parte los europeos que deseaban que en fechas próximas se abriera una negociación para un acuerdo de libre comercio entre ambas entidades, ha quedado descartado, lo que complace a los aislacionistas que impulsaron en su momento el BREXIT.

¿Qué falta?, pues hoy en día la respuesta está en la cancha del parlamento británico y definitivamente ahí las sumas no salen, las cosas están así; hay 650 parlamentarios británicos, por lo que la mayoría es a partir de 325, sin embargo hay 7 diputados irlandeses que no han tomado protesta para no jurar su cargo a la Reina, y 4 más que no votan, por pertenecer al gobierno de la Cámara, así tenemos 639 y la mayoría se da con 320. El actual Primer Ministro, cuanta con 286 aliados y comprometidos, se piensa que pueda juntar otra vez a los 28 “espartanos”, conservadores que se voltearon a Theresa May, cuando contemplaba las negociaciones de un acuerdo de libre comercio con Europa y puede ser vuelvan al redil, más 19 parlamentarios del partido laborista, opositor, que siempre han sido favorables al BREXIT y pudieran a pesar de su partido apoyar a Johnson.

No viene nada fácil, estos días son de alta tensión y lo que suceda en las siguientes horas, van a definir no solo lo que pase en Gran Bretaña y la Unión Europea, sino para el resto del mundo, no olvidemos que estamos hablando de la quinta economía del mundo.

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