El poderoso líder chino, Xi Jinping, es un estratega que desde muy joven marcó la ruta, para primero conseguir, y posteriormente consolidar su poder, como prácticamente ningún otro en su país, y pocos en el mundo.

 

Nació en la capital Beijín, en junio de 1953, después de participar trabajando en el campo, durante la Revolución Cultural impulsada por Mao Zedong, ingresó a la Universidad Tsinghua, de la que se graduó como ingeniero químico, posteriormente, ahí mismo, obtuvo su doctorado en Teoría Marxista. Está casado en segundas nupcias, con la cantante de ópera Peng Liyuan, con quien tiene a su unigénita Xi Mingze, graduada de Harvard en 2014.

 

Cimentó su poder especialmente en la zona del mar pacifico, tenía 29 años, cuando ejerció su primer cargo de gobernador en la provincia de Hebei, posteriormente en Fujian y Zhejiang, finalmente en la municipalidad de Shanghái, desde donde fue enviado a presidir la organización de los juegos olímpicos de la capital de su país, que lo catapultó a la vicepresidencia del gobierno de Hu Jintao en 2008, lugar en el que se mantuvo hasta que, en noviembre de 2012, lo nombraron Secretario General del Partico Comunista de China y Presidente de la Comisión Militar Central de la República Popular China, nombramientos sine qua non, para que pudiera ser nombrado en marzo del año siguiente, Presidente de la República.

 

Hace casi un año, logró que fueran aprobadas sus 14 tesis que, desde ese momento, y hasta que no suceda al menos su caída, pasarán a ser parte de la constitución del país, e incluidas en la enseñanza de niños y jóvenes en las escuelas. El Sr. Xi decíamos, es un estratega, no se apresura, no hace movimientos sin algún propósito, en lo local ya muy consolidado y fortalecido, hoy en su país, no se mueve un pétalo de peonía sin su voluntad.

 

Internacionalmente, sin lugar a dudas, China es el país que más ha aprovechado la incertidumbre que Estados Unidos está generando a nivel global, y sin duda, busca sustituirlo, la cantidad de frentes abiertos por el actual presidente yankee, son demasiados; desacuerdos con Alemania, Canadá, Turquía, América Latina en general, la misma China, con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, con el Grupo de los 20, etc., y un sin número de roces al interior, con elecciones en un mes.

 

Por su parte los asiáticos en Latinoamérica, van viento en popa, después de la reunión del Foro de la Asociación Económica Asía-Pacifico de 2016, en Lima Perú, el Sr. Xi, realizó una gira por la región, en donde comprometió inversiones por $250,000 millones de dólares al 2025, destacando la construcción del canal interoceánico en Nicaragua; los millones que la semana pasada sumó a los otros tantos, con los que terminó de comprar el petróleo de Venezuela y a su presidente gourmet; logró a golpe de billetes, el rompimiento de relaciones diplomáticas de El Salvador, Panamá y República Dominicana, con Taiwán; además de haber conseguido el permiso y funcionamiento, de la antena de 35 metros de diámetro y 450 toneladas, en Quintuco, Neuquén, Argentina, desde donde se monitoria la luna y las comunicaciones en general, teniendo la concesión de que funcione bajo el régimen de las leyes chinas.

 

Kim Jong-un líder de Corea del Norte, ha caminado al ritmo que el Sr. Xi marca, juntos lograron poner en la mesa de negociaciones a Donald John Trump, al que le han vendido la desnuclearización de la zona septentrional de la península, a cambio de la permanencia del dictador, pero lo más importante para China, fondos económicos, que impulsen el desarrollo del país, que no vayan a fondo perdido solo de los sinos.

 

Finalmente, una relación que ha priorizado el Sr. Xi, desde que llegó al poder hace seis años, es con Rusia, lazo que se ha visto favorecido más que nunca, por la absurda guerra comercial que el presidente estadounidense ha desatado contra el mundo, afectando especialmente a China, tensión que se vio recrudecida esta semana que termina, por la ejecución de las mayores maniobras militares efectuadas desde el fin de la guerra fría, en las que participaron, ellos dos, y Mongolia, por si fuera poco, la amistad fue fomentada, por la declaración de Washington, en que impondría sanciones a China, por comprar aviones caza Sukhoi SU-35 y un sistema de misiles tierra-aire S-400, el canciller chino Geng Shuang, reaccionó de forma por demás fuerte, al declarar que exigía a los norteamericanos que, corrigieran inmediatamente su error, o se atengan a las consecuencias, comentarios muy pocas veces oídos de un diplomático.

 

En 1997, un inteligentísimo internacionalista geoestratega, que fue Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Zbigniew Kazimierz Brzezinski, escribió el libro The Grand Chessboard, que define la ruta para el mantenimiento de la supremacía mundial de su país, evidentemente, Donald Trump, no lo leyó, y es muy probable que no conozca el documento en mención, el Sr. Xi, seguro sí.

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