Cuando nos llega la muerte, hecho inevitable en esta vida, no sabemos hacia dónde vamos. Algunos dicen que cuando nos morimos se termina todo, que no existe nada más allá de este plano. Y cuando uno les pregunta: ¿Se puede afirmar con total seguridad? ¿realmente se termina todo? ¿cómo lo sabe? La gran mayoría de los que hablan de esta manera se quedan perplejos, no pueden afirmarlo porque en verdad no saben nada, son todas suposiciones.

Palabras De Nadie

Palabras De Nadie

Además, tenemos las religiones que proliferaron por todas partes afirmando a viva voz el grito de la verdad para poder paliar la cuestión del TEMOR que nos ocasiona la realidad de morir. Algunos afirman que las escrituras dicen que alguien dijo tal cosa, que cuando nos morimos vamos al cielo si nos portamos bien o al infierno si nos portamos mal. Muchos creen que al morir reencarnan en otra vida y otros creen en otras cosas y así hasta el infinito. Estamos rodeados de invenciones que parten del pensar humano para al menos tener una creencia en algo y así tener algo de consuelo. Por más que digan lo que digan, quienes afirman que es como ellos creen que es, internamente suponen que podría llegar a ser así; pero nadie lo sabe de manera real y concreta. Y ese MIEDO ancestral que le tenemos a la muerte es la base de todas nuestras angustias en la vida.

Entonces como La muerte es una fiel compañera que nos acompaña a todas partes, rozándonos el hombro con un susurro casi inaudible pero que nos recuerda el valor de la vida, para que no olvidemos vivirla intensamente ni por un segundo. La muerte nos enseña a sentirnos VIVOS

Podría ponerme a repetir las mismas consignas de siempre que argumentan las diferentes religiones, repitiendo hasta el cansancio y toda repetición se torna mecánica y una mente que es así no tiene plasticidad para poder dilucidar con claridad: solo repite lo que otros han dicho alguna vez como algo verdadero.

“Cuando nos llega la muerte, hecho inevitable en esta vida, no sabemos hacia dónde vamos. Algunos dicen que cuando nos morimos se termina todo, que no existe nada más allá de este plano.”

Cuando quiero saber sobre la Verdad no recurro a mi pensamiento porque no hará más que pensar, pensar y pensar, dará millones de vueltas para encontrarle un sentido a todo esto; y puedo escribir muchas palabras al respecto, decir muchas cosas, pero solo serán teorías elaboradas por el pensar. Ahora, cuando me quedo en silencio y comienzo a descartar todo lo archivado en mi memoria, y me hago la pregunta esencial que todo ser humano se ha hecho a través del tiempo, y me la respondo desde el corazón: allí surge la Verdad. Y si comenzará a hablar o escribir todo lo que he descubierto con respecto a la verdad, no haría más que incitar a otros para que crean en mi palabra, y para que repitan mis palabras. Y no me interesa en absoluto. Nadie tiene que creer en todo lo que pueda llegar a decir porque además esa verdad que he visto, no puede ser expresada en palabras; porque explicar algo que no tiene explicación es un desgaste total de energía. Mucho más querer imponerlo por la fuerza, como han hecho ciertas religiones. Matando y quemando a todos aquellos que pensaban diferente. Seguramente que si hubiese nacido en otra época, en este momento estarían quemándome, de eso no tengo dudas. Cuando alguien cree en otra persona, deja de ser auténtico y no tendrá la oportunidad de descubrir por sí misma. Con respecto a la cuestión de la muerte no puedo decir nada, porque a pesar de saber que hay ALGO, tampoco puedo afirmar nada, porque no lo sé. La respuesta existe en mi corazón. Y si alguien creyera en lo que yo creo, su mente estaría siendo condicionada por mi creencia, entonces no será una persona libre, estaría atado como lo están millones de seres humanos encadenados a pesados dogmas que limitan la visión interna de la humanidad.

 

Juan Pomponio 

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