Una buena historia siempre tiene un significado que trasciende su argumento.

Una idea que late por debajo, que no se deja ver, pero que sin lugar a duda toca al lector y lo lleva a reescribir su propia vivencia. Los hechos que componen la acción se deben proyectar más allá.

¿Quién lleva el peso del éxito de un libro? La historia o los personajes

¿Quién lleva el peso del éxito de un libro? La historia o los personajes

Pero las historias están compuestas de escenas, cada una de ellas debe ser como mínimo interesante, y sin ánimo de ser exigente, con fuerza y originalidad. Su objetivo es sorprender al lector. A que ahora mismo estáis recordando alguna de esas escenas que se repiten cientos de veces en el cine o en las series de televisión, pero que siempre llegan al alma.

Cada escena debe resultar como un escalón para llegar a la sima del gran conflicto, aunque en si misma resulte la conquista de una pequeña meseta.

Les dejo un primer escalón como ejemplo.

“Viento Rojo”

“Aquella tarde soplaba un viento del desierto tórrido y seco. Era uno de esos Santa Ana que bajan por los puertos de montaña, te revuelven el pelo, te ponen los nervios de punta y la carne de gallina. En noches así las juergas acaban siempre en pelea y las amas de casa tranquilas y sumisas palpan el filo del cuchillo mientras estudian el cuello de sus maridos. Puede ocurrir cualquier cosa en noches así…”  

(Raymond Chandler)

“Los lectores se dejan seducir por una historia a través del vínculo que establecen con sus protagonistas”

Resulta imprescindible que el personaje principal tenga el carisma para interesar al lector y lograr la tan ansiada empatía. No necesariamente hablo de personajes de una bondad y belleza extrema, su fuerza radica en su interior en esa faceta que los hace creíbles, que los lleva a tirar de la historia para que esta avance por buen camino.

A los lectores les encanta preocuparse por los protagonistas manteniendo una relación emocional con ellos en toda la novela. No importa si les aman o les odian, lo valioso es que han resultado verosímiles y se han ganado un lugar en el corazón del lector.

No debemos olvidar un punto muy importante, el final de una novela. Un desenlace bien trabajado que deje un buen sabor de boca puede salvar un libro. Esas últimas hojas que cierran la trama, que hacen que el personaje brille y que la historia se imprima a fuego en la mente de un lector, pueden salvar un libro.

Los finales débiles decepcionan al lector, en ocasiones un buen libro puede fracasar por esta razón. Lo que más se recuerda de una historia es su final y si este no es espectacular no habrá nada que recordar. Independientemente de que sea abierto o cerrado debe dejar una cicatriz que sirva de recuerdo.
Como escritores nos enfrentamos al reto de tocar al lector y sacudir su interior.

“Un desenlace bien trabajado que deje un buen sabor de boca puede salvar un libro”

¿Qué hace que una historia sea genial?

Lo lamentable es que no hay una fórmula mágica, solo podemos observar y aprender de los que han tenido éxito. Les dejo alguna que otra pildorilla.

  • Lo primero es identificarse con la historia y los personajes. La honestidad aporta credibilidad a situaciones inverosímiles. Recuerda que solemos admirar más a un personaje por intentar algo que por conseguirlo y tener éxito.

    ¿Quién lleva el peso del éxito de un libro? La historia o los personajes

    ¿Quién lleva el peso del éxito de un libro? La historia o los personajes

  • Debemos tener en cuenta que le interesa a nuestra audiencia, no solo lo que nos gusta a nosotros.
  • Siempre es necesario un hilo conductor, no queremos que nuestro lector se pierda y tenga que volver al capítulo anterior. ¡Eso es muy malo! Simplificar y centrarse, con alguna que otra licencia para divagar y relajarse.
  • Debemos retar a los personajes, que tengan que superar situaciones complicadas. Enfréntalos a sus propias creencias, oblígalos a darlo todo a cambiar a crecer.
  • Deshacernos de lo obvio nos ayuda a sorprendernos. Allí tenemos la punta del ovillo. Tira de ella y ya veremos que tal sale.
  • Los personajes deben tener voz y opinión propia. Hacerlos pasivos o maleables es veneno para la audiencia.
  • Las coincidencias pueden meter en líos a los personajes, pero si las usamos para sacarlos de ellos es hacer trampa. A los lectores no le gustan las mentiras.
  • Muy importante tener siempre claro: ¿Qué es lo que quema dentro de una historia, qué la alimenta? ¿Cuál es la esencia? ¿Y cuál es la forma más simple de contarla? Lo simple siempre llega más.

Resumiendo, un libro es como un plato de autor. El chef coge la historia, le agrega los personajes remueve bien, o no, según necesidades. Condimenta a gusto del lector y voila… Tenemos el gran final.

Ya veremos que opina cada comensal.

Y tú. ¿Dónde crees que está el truco para tener éxito?

Sigue leyendo a Liliana del Rosso

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