En silencio está tu cuarto.

¡Cuán silentes tus tesoros!

Y mis llantos insonoros,

en mi soledad descarto.

Mi quebranto lo comparto,

con una fotografía

en que felices un día

quedamos por siempre riendo.

Y en mis recuerdos ardiendo…

Tu paz en la vida mía.

 

El silencio de tu vida,

probó ser significante.

Tu mansa humildad triunfante,

tu fe fue plena y rendida.

Tu nobleza no se olvida,

por siempre mi poesía.

Quiero que vuelva ese día

en que estuvimos sonriendo

y en mis recuerdos ardiendo…

Tu paz en la vida mía.

 

Arrópame desde el cielo,

la vida sigue marchando,

y mi corazón temblando

por un frígido desvelo.

Tu memoria es mi consuelo.

Bendíceme madre mía

para poder algún día

volver hasta ti corriendo.

Y en mis recuerdos ardiendo…

Tu paz en la vida mía.

 

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