Desátanse las palabras

azotando el olvido

que el viento de la juventud no despertaba

en murallas antiguas se clavaron balas

segando poetas

sangre que recojo

cual espíritu sin fin

vuelo fiero de angustia y pasión

resucitando en mis venas

la señal que me distingue

y al poniente de cobre

cuando el paisaje borra los álamos

opongo el hielo y el diamante

perpetuando la memoria

sangre de poetas

en noches de nardos y goces

rescatándome del torpor

ensanchándome

concediéndome la gracia de ser.

 

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