TINIEBLAS EN LA MEMORIA

 

He decidido vaciar la caja de recuerdos

para curar la caja de latidos.

Cerrar los ojos al presente 

para no sentir la lluvia en la mejilla 

y poder enfrentarme a un nuevo día.

 

Me he pensado bajo un sol diáfano 

que regale calor a los huesos, 

pero el ahora el nuevo día

golpea con la humedad de la niebla del abandono.

 

Desnudo de sentimientos e ilusiones, 

estoy clavado en medio del presente 

aguardando que el tren de la realidad me arrolle.

 

Pero el tiempo descarrila una curva antes, 

esa maldita curva donde realidad y sueños chocan 

eternamente, 

como en un infinito día bucle del que es imposible huir, 

de donde jamás se puede despertar.

 

Tal vez eso sea morir, 

habitar eternamente dentro de la nada, 

esperando que los pies den un paso, 

esperando ese nuevo paso 

que nos lanzará al abismo, 

a la nada.

 

He decidido abandonar y abandonarme. 

Habitar esa nada que ahora inunda mi memoria 

y perpetuarme en el vacío. 

La vida ya no duele. 

La caja del pecho está calma, en paz.

Tinieblas en la memoria. 

Y vacío en los ojos.

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