A veces el exponer tanto mi vida en las redes sociales puede ser contraproducente, estoy expuesta a que todos opinen y quieran de alguna manera poner su granito de arena para ayudar a construir un mejor futuro para mí, ¿pero es que acaso no tengo uno ya diseñado? Todo esto me llevó a que una amiga con la que solo mantenemos una breve relación de reacciones a estados, I likes y un mensaje de Navidad al año, me ha querido compartir un contacto en mi Facebook, por casualidad abrí el perfil de aquel hombre y me volví a enamorar.

 

El candidato, un argentino de ojos azules, piel bronceada, deportista, por su perfil pude ver que ha viajado por todo el mundo, habla 5 idiomas, es empresario, modelo, coach y amante de la naturaleza, un verdadero luchador por la injusticia en el mundo. No dudé un segundo en darle un toque y poner unos cuantos I likes en sus fotos, enseguida él hizo lo mismo, así que tenía que entrar en terrenos más precisos. Una breve frase que nos llevará abrir el chat y poder concretar una cita. En Facebook siempre gana el más rápido y esta vez no iba permitir que el pez se fuera a otras aguas, así que puse algo como “Amo las olas y el surf” y Gabriel, con un emoticón y muy interesado me contestó:

 

—Enserio, dónde has surfeado…

 

No podía quedar como una tonta, me puse nerviosa, así que escribí lo primero que se vino a mi mente.

 

En el Ártico…

 

Ohhh, espera nadie hace Surf en el Ártico, ni el deportista más extremo aguantaría el frío helado de los icebergs, he quedado como una mentirosa. Ahora pensará que toda mi vida es una real mentira, debía arreglar la situación, algo que ni fuera muy pretensioso pero que tampoco me dejara como la chica normal estancada, así que completé mi frase:

 

Lo hice allí porque viajé con un programa para preservar los pingüinos…

 

¡Perfecto! Pensé en ese momento.

 

Estoy saliendo con un mitómano

Estoy saliendo con un mitómano

Sorprendido y con ojos saltones me contestó, hablamos durante un largo rato sobre diferentes lugares del mundo y de aquellas cosas que teníamos en común, ¡ya lo tenía en mis manos!, pero sus preguntas e interrogatorio me fue llevando a más y más mentiras, una tras otra, cada una reforzaba la primera y en poco tiempo había creado una vida falsa, le había dicho que trabaja en cooperación internacional, que estaba salvando las ballenas, había estado en Afganistán como reportera de guerra, mi abuela había viajado en el Titanic y conocía a Robert Redford,  para evitar más preguntas y seguir cayendo en este mar de falsedad conmigo misma le dije que mejor nos viéramos en persona para cenar ya que podrían estar chuzando mi cuenta de Facebook. Aceptó al momento, ahora era mantener estas pequeñas mentiras piadosas que luego se esfumarían cuando me viera en persona y se dejara llevar por mi simpatía.

 

Eliminé casi todas las fotos de mi perfil, aquellas fotos con la Nora y Patricia que siempre hacemos desde nuestros cubículos y que parecemos más bien las ballenas que necesitan rescatar. Durante una semana posteé a diario tantas fotos de animales en vía de extinción, videos de PlayGround o firmé algunas propuestas de ONG`s, iba muy bien el plan hasta que vi el nuevo post de Nora en mi muro, casi me muero:

 

“Guapa, te recojo con la motoneta para irnos al curro, ¿hoy comes en el trabajo? Yo sí, no tengo mucho dinero”.

 

“Casi acaba en un segundo todo mi plan”, menos mal soy adicta al Facebook y me entero de cualquier movimiento antes que el mundo entero. ¡No voy al trabajo en motoneta, ni tampoco puedo venderme como la triste y melancólica administrativa que lo más lejos que ha visto es África a través de los folletos de viajes que regalamos a los clientes en la agencia de viajes! “Los conozco todos, he visto tantos lugares impresos y los pósteres que nos motivan a seguir trabajando cada día para aquellos que tienen la fortuna de viajar por el mundo, como Gabriel”.

 

“Si ya estás hundida hasta el barro, lo mejor es buscar refuerzos”

 

He quedado para cenar a las 10 p.m. en un lujoso restaurante del centro de la ciudad, le he dicho que en cuanto terminara mi última reunión con el líder revolucionario iraní, tomaba mi coche e iba para allí, pero como no tengo coche y no podía llegar tarde y subirme 2 horas a un bus urbano, pedí a Nora que me llevara en su moto hasta aquel lugar. Claro, no conté con el pequeño detalle que una mujer tan importante como “YO” no podía andar por la ciudad sola, así que planeé una entrada triunfal, pedí a Nora que se hiciera pasar por mi asistente solo por unos segundos y luego se fuera y me dejara con la piel del cordero lista para pasar a la brasa, así fue, después de repasar todo un guión que fuimos planeando por el camino mientras Nora conducía como una maniática por la ciudad, llegamos al sitio.

 

“Un retoque en los labios, quitar un poco el flequillo de la frente, acomodar mis gafas y optar por poner una actitud arrolladora, que fuera en juego con mi personalidad”. Entramos al lugar y allí estaba él. Su sangre tenía tanto linaje como los mismos Reyes Católicos. Era de padres polacos y judíos, nacido en el país del tango y con una hermosa sonrisa esperaba sentado en una mesa con una copa de vino en la mano y una elegancia única en personas como él. Cuando lo vi me tembló todo, para tomar el control de la situación tomé mi móvil y con una frase que rompiera todo el contexto entré:

 

—“No voy a permitir que entremos en una guerra, pero si Irak no quiere negociar voy a ir hasta allí y tomar con mis propias manos la ley”. La mirada de Nora no me daba mucho aliento ni apoyo, su expresión nerviosa y tímida opacaba todo lo que ya había hecho.

 

La noche avanzaba y entre una copa y otra, veía como me miraba con orgullo y fascinación, era como una droga que elevaba mi autoestima y me sentía deseada. Me hacía preguntas que me obligaban a inventar más líneas en mi guión que ya parecía la nueva saga de Star Wars o de un thriller político, habíamos hecho de esta cita el peor engaño de la historia, hasta le mencioné sobre aquellos secretos de conspiraciones que había visto en algún documental de un loco YouTuber, pues le hice creer que ahora era uno de nosotros y debía guardar aquellos secretos de estado que ni el mismo conocía.

 

Hay mentiras que podemos mantener, pero Nora se había pasado cuando le dijo que yo había sido galardonada con un premio de paz en Mozambique, espero que no tenga la intensión de corroborarlo y mucho menos conocer mi verdadero carácter que se aleja de esa mujer pacífica y armoniosa que intentaba vender.

 

La cita fue fantástica, me he enamorado de sus ojos, de su sonrisa de su amabilidad y de su interés por escuchar toda la sarta de mentiras que había dicho en una noche. Sin embargo, me ha dicho que quiere volver a verme y ese beso final me lo dejó claro, por ahora, antes que cobre la nueva quincena, le he dicho que estaría en Rusia tratando de negociar con los líderes Yihadistas, no sé ni siquiera como me acordé de este término, debí verlo en algún encabezado de algún diario o escucharlo en algún capítulo de los Simpsons, lo malo ahora es que he despertado tanto interés en él que tengo miedo que me descubra.

 

“Si no conoces a tu víctima, mejor estúdialo con atención”.

 

Estoy saliendo con un mitómano

Estoy saliendo con un mitómano

Llevo sin contestar sus llamadas toda la semana, cuando salgo a tomar el bus llevo gafas oscuras y un sombrero, nunca se sabe con quién te puedes topar. Hoy he vuelto a revisar su perfil y algo no me cuadraba, he revisado con más atención su cuenta de Facebook y vaya sorpresa, este hombre es un mitómano, nada en su vida es real, todas las fotos de sus viajes son una simple fantasía, lleva más de 6 meses sin trabajo y parece no tener ganas de hacer nada con su vida. Estoy en manos del típico vividor o gigoló que solo busca aparearse con mujeres solventes, claramente aquella mujer no soy yo, no llego al final del mes con mis gastos, pero ya es tarde para echar atrás con mi nueva vida. Así que, si vamos a jugar a ese juego, pues que mejor que sacar provecho de esta situación.

 

Lo he vuelto a ver y cada vez que lo hago, intento sacar tantas selfies me sean posibles y subirlas a todas mis cuentas, ahora no solo mi ego se siente mejor, sino mi reputación y ahora todas mis amigas hablan de lo genial que es mi vida y lo exitosa que soy en el amor, algún día se acabará, por ahora, le he dicho que necesito dejar mi trabajo, pues estoy amenazada por una raza de alienígenas que quieren controlar el mundo. “No he vuelto a saber nada de él”. Ahora imagino que estará nadando hacia nuevas aguas y yo aun imaginando la vida que hubiéramos podido llevar, pero esta claro que era un maldito mitómano.

 

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