Qué silencio, qué quietud
nada ni nadie pasa
las flores marchitas, se van cayendo
la soledad rodea tu lugar.

Qué sombrío el día
no cantan zorzales ni las calandrias
no escucho ninguna voz
todo es gris, tristeza de las ausencias.

Qué silencio! Qué  quietud, qué soledad
las tumbas con sus nombres
quizás algún recuerdo
y una lágrima para decir adiós.

Sigue leyendo a Claudia Nemirovsky

No Hay Más Artículos