Los días pasados han derribado el paradigma de las fronteras entre países, y nos hacen replantear con seriedad la vigencia del concepto de soberanía de los estados nacionales.

No es algo nuevo, pues la interacción de la economía, la justicia, la política, el medio ambiente y en general la movilidad de los hombres y mujeres del mundo, desde hace muchos años, ya lo habían manifestado así, por ejemplo, a finales del siglo pasado, el respeto a los Derechos Humanos tuvo su hito, cuando el abogado español, Baltazar Garzón Real, dio un varapalo al mito de la soberanía, logrando detener en Gran Bretaña, al exdictador chileno Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, a quien solo, y únicamente por la alianza que gestó con Margaret Hilda Thatcher una década anterior, especialmente en la guerra contra Argentina, lo salvó de la cárcel, demostrando que los entes supranacionales, como las Cortes Internacionales de Derechos Humanos, derriban limites nacionales; en épocas más recientes, las migraciones entre países han dejado patente que las fronteras y los mares nos unen, y no como los trasnochados siguen pensando, que nos separan, manteniéndose obstinados poniendo barreras, la gente como las olas nos movemos incansablemente.

Hoy el fenómeno del Coronavirus Disease 2019 (COVID-19), no deja lugar a la duda, para los que pensaron que se podría mantener aislado en China, y que la movilidad de la gente se controlaría, y vaya que si alguien podía hacerlo eran los chinos, no fue así, ya que como podemos observar y seguiremos viendo, se derribó cualquier frontera, todos los controles artificiales fueron insuficientes, Europa especialmente Italia y España, hoy sufre una de las peores crisis de salud pública en su historia, no vistas en décadas, en el Reino Unido con todo y su recientemente estrenado BREXIT, ya contabiliza 1,500 casos de coronavirus, si bien lo peor está por venir en el tema de los contagios a la población, la verdad es que, el turismo internacional, la inversiones de dinero, el comercio, las bolsas de valores, ya estan pagando la factura de lo que esto significa, el petróleo viene a ser solo la punta del iceberg que nos muestra que el concepto de soberanía debe de ser revalorado, ya.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), es un cártel que nació en 1960 en Bagdad, Irak, dicho sea de paso, debería de ser ilegal, por su acción de manipular precios, a la que hoy en día pertenecen 14 países, Angola, Arabia Saudita, Argelia, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Guinea Ecuatorial, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, República del Congo, y Venezuela, este organismo, con sede en Viena, Austria, los últimos 60 años ha jugado como más ha convenido a sus integrantes, con los precios del energético más importante del mundo, entregando ganancias monumentales especialmente a los de mayor producción, como son los saudíes, iraquíes, persas, y hasta a los venezolanos; sin embargo, hay otros productores muy destacados que no pertenecen a dicha cofradía, Rusia, Estados Unidos, China y, Canadá, solo por mencionar a los más conspicuos.

Desde 2016 y hasta hace unos días, la OPEP y Rusia, mantuvieron un pacto de apoyo que les permitió tener el precio del petróleo, que más convino a sus intereses durante casi un lustro, después de 15 años en que Rusia no “colaboró” con el cártel, con negociaciones que se prolongaron durante varios meses, se pusieron de acuerdo en congelar los montos de producción, que debemos decir, previamente todos habían aumentado exponencialmente, para que cuando se diera el recorte, fueran menos afectados, trato que otorgó concesiones especiales a Irán, que buscaba reposicionarse en el mercado, después del bloqueo que le había sido impuesto por la comunidad internacional, y para Libia y Nigeria, con conflictos internos; lo que en principio duraría solo el año en mención, sin embargo, al lograr que el preció prácticamente se duplicara y se mantuviera, lo convenido llegó hasta la semana que termina.

Ante la pandemia del COVID-19, Arabia Saudita y Rusia, no se pusieron de acuerdo en cómo mantener el precio más conveniente para ellos, los árabes, pensaban que ante la parálisis en todas la áreas de la producción internacional, especialmente de China, había que hacer un recorte en la oferta de la OPEP y por supuesto del país europeo, los rusos, piensan que aún no es el momento de tener una baja en la extracción, que les implicaría dejar de ingresar aproximadamente 150,000 millones de dólares, por lo que, en cuanto se informó del desencuentro, los mercados lo resintieron inmediatamente, por principios de cuentas el petróleo mismo bajó al instante en promedio en todas sus mezclas un 30 por ciento, lo que impactó en los tipos de cambio y en la bolsa de valores del mundo.

Esta enfermedad ya nos demostró que no solo va a contagiar a las personas de la sociedad internacional, sin respetar fronteras, muros o mares, y por supuesto por si hiciera falta, la economía es el elemento que nos lo muestra con mayor nitidez.

Sigue leyendo a José Ortíz Adame

No Hay Más Artículos