Cómo definiríamos una brújula emocional? Yo diría que es como un reloj interior que marca la intensidad y el rumbo de nuestras emociones… Emociones que a veces no conocemos y por lo tanto no podemos o no sabemos manejar y muchas veces quisiéramos saber cómo controlar. Cuántas veces no hemos leído toda clase de revistas donde nos dan consejos, rituales, fórmulas mágicas, en fin, de todo y lo hemos querido probar, poner en práctica y no funciona. Y de ahí que nuestras mejores intenciones de cambiar y de adquirir un hábito, se quedan en eso, en intenciones; porque lo hemos probado todo y puede que nos haya ayudado unos días, pero ahí se quedó, en la mejor intención y nos sentimos frustrados.

La frustración nos siembra baja autoestima, crece la ansiedad, los miedos, los pensamientos negativos y casi sin darnos cuenta estamos inmersos en un laberinto de emociones que nos llevan a sentir ira, coraje. Sentimos que toda la fortaleza que habíamos adquirido de repente desaparece y se nos va entre las manos. Inevitablemente y todo en lo que habíamos creído, de repente se queda en falsas promesas. Cada día nos volvemos más escépticos y llegamos a creer que nunca vamos a poder cambiar lo que no queremos que nos siga haciendo daño.

Lo que sí es cierto, es que a todos nos gustaría empezar a conocernos y tomar el timón de nuestras emociones e ir hacia una dirección que sabemos que nos llevará a un buen puerto. Así vamos aprendiendo a identificar qué podemos hacer con lo que muchas veces nos disgusta y no sabemos ni por qué…

Una parte importante para empezar a manejar esta Brújula Emocional, que nos da confianza, es la afinación de las diferentes partes que conforman nuestras emociones, nuestro ser. Una de ellas y tal vez la que es más indispensable que mantengamos siempre a la vista es El Equilibrio.

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